El diseño da soluciones si la sociedad se lo pide
El debate sobre la función, la reutilización y la sostenibilidad en tiempos de crisis centran el debate en la Nau
El diseño puede ser un motor de cambio, y más en tiempos de crisis, pero para ello necesita de una masa crítica, de una sociedad que reclame esa herramienta. Y en 35 años, apenas se ha avanzado en el conocimiento social de las potencialidades y virtudes del diseño, que está omnipresente en la vida de cualquier ciudadano. La dignidad de las personas se mide también en la dignidad de los objetos de los que se procura y por eso el diseñador debe primar la función sobre el "diseño de apariencias". El diseño de verdad es sostenible. Tampoco ayuda a promocionar las prácticas sostenibles la escasa conciencia medioambiental de los españoles. Tan sólo un 4% se declara ecologista en una sociedad que no contempla los problemas medioambientales como uno de los más importantes. Y, sin embargo, crecen los colectivos ciudadanos interesados en el reciclaje y en la reutilización del mobiliario y de los espacios urbanos.
Estas fueron algunas de las principales ideas vertidas en el interesante debate titulado Diseño y sostenibilidad en la encrucijada de la crisis, que ha tenido lugar este miércoles en la Nau Centre de Cultura de la Universitat de València, en el seno de Claustre Obert, espacio de debate auspiciado por EL PAÍS y la institución académica. El debate reunió a cuatro diseñadores de dos generaciones distintas: los veteranos Daniel Nebot (Premio Nacional de Diseño 1959) y Pepe Gimeno (Premio Letra Roland 2008) y los jóvenes Ignacio Lavernia (subdirector de l'Escola d'Art Superior de Disseny de València) y Alberto Flores (miembro del colectivo Makea Tu Vida). El vicerrector de Cultura, Antonio Ariño, ejerció de moderador.
Alberto Flores inició las intervenciones explicando las actividades del colectivo Makea tu vida, que propone soluciones al mobiliario a partir de los reutilización y recuperar espacios. Destacó algunos proyectos de intervención social con el diseño como motor, como la Biblioteca Creativa, el SPOT (Servicio Público de Optimización de Recursos) o como la propia exposición Rehogar, que muestra muebles reutilizados y se clausura este jueves en la Nau.
Ignacio Lavernia incidió en la vertiente docente de la problemática del diseño como herramienta de futuro y de transformación, como motor de búsqueda de soluciones a la crisis. Señaló que los alumnos de hoy de la escuela de Diseño deben de ser los que aporten nuevas propuestas. Puso énfasis en que el diseño sin estar al servicio de la sociedad no tiene sentido. "Todo lo que nos rodea es diseño", afirmó.
Pepe Gimeno indicó que la problemática planteada sobre el objeto del diseño y el desconocimiento de la sociedad de las funciones del diseño es la misma que ya se debatía "hace 35 años". Apuntó que los políticos no dan soluciones ni propuestas para salir de la crisis múltiple y los diseñadores deben dar un paso adelante. "El diseño trata de racionalizar procesos para optimizar recursos, lo que viene al pelo de la situación actual", añadió.
Daniel Nebot puso sobre la mesa su visión de que "el diseño de verdad es sostenible" y debe ser funcional. Una perspectiva que se sitúa en las antípodas de "vorágine mercantilista" actual que premia el diseño de las apariencias, de que las cosas parezcan, en vez de que sean buenas, como unos cubiertos de los años cincuenta. Apostó por "reinventar la pobreza" sobre parámetros de la dignidad del producto bien hecho, sin necesidad de despilfarrar ni de buscar la originalidad, creando, por ejemplo, una nueva silla a partir de la transformación y adecuación de su diseño a otro usos tan sólo modificando una parte de ella.
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