Carod Rovira gana el Premio Octubre de narrativa

"En el fondo, los catalanes somos unos italianos frustrados”. La reflexión que un compañero de celda compartió en 1973 con Josep Lluís Carod Rovira, que insiste en presentarse como catedrático de Diversidad Social en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, es el origen de un curioso compendio de narrativa y memoria que anoche obtuvo el Premio Andròmina de narrativa, que concede desde hace 41 años la editorial en lengua catalana 3 i 4 bajo el paraguas de los Premios Octubre.

Con el trasfondo del Mediterráneo como un mar en torno al cual siempre es posible compartir pan, olivas y aceite de oliva, “una prueba evidente de la evolución”, en palabras del ex vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, La passió italiana combina retratos de personajes como Josep Solé Barberà, portavoz del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) hasta su legalización en 1977, o el político y filólogo Jordi Carbonell, presidente de Esquerra Republicana hasta 2004, con imágenes de viajes y comentarios gastronómicos, según ha explicado  Carod Rovira en Valencia.

Tomás Llopis, profesor de “lengua catalana” en el Instituto Enric Valor, de Pego, comparte el Premio Andròmina con la obra Hi ha morts que pesen cent anys, el trepidante relato sobre los Facadell —una familia de origen morisco cuyo primer miembro es tan joven que no es afectado por el decreto de expulsión de los moriscos del Reino de Valencia, de 1648— que recorre a través de un bandolero, un capellán y su sobrino un retrato de la vida en Beniarbeig, el pueblo natal del autor en la Marina Alta, que da voz a los pobres y describe los problemas para desenvolverse en un ambiente feudal.

El corresponsal de TV-3 en Bruselas, Toni Cruanyes, se ha alzado con el Premio Joan Fuster de ensayo con “un libro de combate” bajo el expresivo título Un antídot contra l’extrema dreta. Cruanyes describe con encomiable capacidad de síntesis las razones demográficas, industriales y económicas del auge de la extrema derecha en toda Europa.

El poeta Josep Anton Soldevila se hizo con el Premio Vicent Andrés Estellés de poesía con El muro de Planck, un viaje interior hacia el momento previo a la memoria individual en paralelo al momento posterior al Big Bang, que originó el universo.