Los clásicos se reinventan

Andan un poco alborotados los músicos clásicos redefiniendo sus espacios de actuación, sus vestuarios, sus repertorios. Casas discográficas poderosas como DG lanzan proyectos como Yellow Lounge (ayer, sin ir más lejos, actuó en el Matadero el pianista Francesco Tristano con DJ incluido). Se utilizan discotecas (en el Festival Via Stellae de Santiago de Compostela fueron en cierto modo pioneros con Magdalena Kozena) y salas legendarias (la Festspielhaus de Salzburgo combinó en su festival Barock música barroca con rock). Lo de la gran violinista Viktoria Mullova en el Auditorio, inaugurando el ciclo Fronteras, fue más contenido en su mezcla de repertorio clásico -Kodály, Bartók-, con temas étnicos, jazz o melodías de Weather Report.

El violonchelista Matthew Barley  -actuó en el Real con el ballet de la Ópera de Lyón en una coreografía de Kylian este mes- administra con sensatez el ritmo del concierto aunque no logra que Mullova aparque su sosería, por muy excelso que sea su virtuosismo. El pianista negro Julian Joseph sabe el terreno que pisa y pone la chispa jazzistica a tono con las circunstancias. El dúo clásico para violín y chelo de Kodály puso la velada a cotas artísticas muy altas y desde ese momento todo parecía más natural, más en estilo. Con un tema tradicional ruso como Yura lograron conmover, con El campesino de Weather Report transmitieron buenas vibraciones y con For Nedim, arreglo de un tema escrito originalmente para el dúo de laúdes árabe DuOud, introdujeron un elemento de sorpresa que se había hecho esperar.

El concierto fue interesante pero en modo alguno apasionante. La idea es magnífica pero la tradición pesa, y no es tan fácil adoptar un tono moderno y festivo. En fin, es deseable que sigan intentándolo.