Antes cara; hoy inalcanzable
La vivienda se perpetúa como un problema irresuelto por los poderes públicos La crisis y el crac bancario dificultan el acceso a un hogar
Antes porque era muy cara, hoy porque es inaccesible para muchas familias, la vivienda sigue siendo uno de los grandes problemas irresueltos al que deben hacer frente las Administraciones públicas. La nueva realidad económica, marcada por una profunda crisis global, ha condicionado completamente las políticas públicas de vivienda y alterado los comportamientos sociales. El fuerte descenso de la actividad del sector inmobiliario, el cataclismo del sistema bancario, las dificultades para acceder a préstamos y el recorte en las inversiones y ayudas públicas han desembocado en un escenario crítico, muy poco halagüeño para quienes buscan un piso.
La evolución del mercado de la vivienda en los últimos cinco lustros no ha hecho sino recrudecer las dificultades para acceder a este bien básico. Es creciente el número de personas que cada vez es más dependiente de los gastos asociados al alquiler o la amortización de la vivienda. Suponen ya 568,5 euros mensuales. Es una constatación recogida en el informe más reciente sobre La situación de las familias en Euskadi, elaborado por el Departamento de Empleo y Asuntos Social. Así se explica el aumento de la cifra de beneficiarios de viviendas de protección oficial (VPO) que se ven obligados a rechazarla porque no pueden hacer frente a la hipoteca.
En 2011 había 84.890 pisos vacíos en Euskadi, un 8,4% del total
Las estadísticas oficiales arrojan datos muy reveladores. En 2011 existían en Euskadi 84.890 pisos vacíos, lo que supone un 8,4% del total. Del total, 26.120 eran viviendas de temporada o segundas residencias. Las que estaban desocupadas durante todo el año, por lo tanto, eran 58.771. Solo las tres capitales acumulaban 17.397 viviendas deshabitadas, con una incidencia mayor, por este orden, en San Sebastián, Vitoria y Bilbao.
Esta situación se acompasa con un descenso notable de la previsión de la construcción de viviendas de nueva planta, según los estudios de la consejería del ramo. En el segundo trimestre de este año se habían calculado construir 411 viviendas, un 59,6% menos que en el trimestre anterior y un 80,8% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Los Ayuntamientos han reducido drásticamente el número de licencias concedidas a este fin. Llama la atención que en lo que va de año no se haya comenzado a construir ninguna vivienda en San Sebastián, frente a las 178 en Vitoria y las 151 en Bilbao, según el Observatorio vasco de la Vivienda. Recientemente, el Gobierno vasco ha comunicado que renuncia a construir 128 pisos protegidos en Salburua (Vitoria) por falta de adjudicatarios.
Con la ley de Vivienda a vueltas
La nueva legislación sobre la vivienda, tan reclamada por todos los partidos, figura en el catálogo de leyes pendientes del Parlamento autonómico. Según el texto articulado que ha redactado el Gobierno vasco, el acceso a una vivienda pasaría a ser un derecho subjetivo exigible ante los tribunales para aquellas personas que no tienen recursos económicos para adquirirla por sus medios. No pudo aprobarse en el tramo final de la pasada legislatura porque PNV y PP negaron su apoyo al proyecto de ley.
Ahora, en campaña, EH Bildu defiende la aprobación de una ley vasca de Vivienda que recoja “con carácter universal el derecho” a la misma y potencia el alquiler. Los socialistas también inciden en continuar con los trámites parlamentarios para sancionar definitivamente la normativa autonómica.
El PNV plantea, entre otras medidas, promover una política pública de vivienda que “fomente el alquiler” y “diversifique los modelos de vivienda”, además de un “acuerdo interinstitucional” que permita alcanzar “un nuevo pacto por la vivienda”, aunque ya se firmó uno en 2010 que fue suscrito por 78 agentes económicos y sociales. Entre sus promesas, el PP se decanta por “la vivienda protegida en alquiler con opción a compra, para flexibilizar el mercado inmobiliario y dar más opciones a los jóvenes”. Y Ezker Anitza, que lleva la vivienda al comienzo de su programa, propone “paralizar todos los desahucios”.
Siendo preocupante este panorama general, un análisis comparativo con el resto de autonomías españolas concluye que “el País Vasco refleja algunas particularidades beneficiosas frente a la media española”. Entre estas ventajas, el último informe del Servicios de Estudios del BBVA, referido al primer semestre de 2012, cita “una mayor tasa de ahorro de los hogares, la menor temporalidad y tasa de paro en el mercado de trabajo, la menor sobreoferta de vivienda”. Así, el excedente de viviendas nuevas en Euskadi representa algo más del 2,2% del parque de vivienda, una proporción inferior al 4,1% del conjunto de España. No obstante, el estudio del BBVA indica que “la actividad de obra nueva continúa en mínimos, y sin visos de recuperación a corto plazo, como consecuencia de la falta de dinamismo de la demanda y las dificultades de financiación”.
La conclusión de los expertos es muy clara: “El menor peso del sector de la construcción en la economía vasca y una proporción de viviendas sin vender muy inferior a la media nacional permite pensar que el proceso de ajuste del sector de la construcción concluirá antes que el del resto del país”.
A la espera de esa mejoría, en muchas familias la escasez de recursos no da para hacer frente a la hipoteca o el alquiler, los gastos de comunidad las tasas municipales y los costes de la energía. Pese a que el precio medio del alquiler se ha abaratado ligerísimamente (un 0,2%, hasta los 10,66 euros por metro cuadrado al mes) y, según el INE, el coste de los pisos en el mercado libre también cayó a mediados de año un 15,6% en Euskadi, lo cierto es que la compraventa inmobiliaria se desploma (un 35,7% en mayo de este año).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.