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La marca de Javier Guerra pleitea en el tribunal de Luxemburgo

La Corte Europea de Justicia zanjará mañana una demanda de la empresa del conselleiro por un plagio a su firma de ropa para adolescentes El Niño

El gerente de la empresa, Juan Antonio Costas, fundador con el conselleiro Javier Guerra de El Secreto del Mar, ha perdido ya la cuenta de los pleitos que ha emprendido la marca contra fábricas y talleres de todo el planeta que intentaron lucrarse plagiando el anagrama del rey de su casa, El Niño. Hubo “muchos casos”. Arreciaron, sobre todo, “entre 2004 y 2009”, “y en casi todos ellos ganamos, aunque algunos todavía están en trámite”, explica el empresario. Entre estos últimos, Costas cita el recurso pendiente en Brasil, donde ante el desembarco de la marca en Sudamérica, alguien se apresuró a “fotocopiar una pegatina” de El Niño y registró en el país el emblema antes que los vigueses. Además, explica que la Corte Europea de Justicia está a punto de resolver definitivamente el enésimo litigio planteado en España, en esta ocasión con una industria reprográfica en la parte contraria. JMB Grupo, con sede en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona), lanzó en su catálogo de dibujos para camisetas un personaje parecido a El Niño, el original que diseñó el vasco Andoni Galdeano y cuyos derechos de producción y venta están en manos de El Secreto del Mar desde 2002. “Esta también es una copia”, defiende Costas, “con cuatro o cinco modificaciones, pero una copia”.

Existen “empresas de vigilancia” que sondean los mercados a la caza de imitaciones. Sus clientes son las multinacionales de moda, y entre ellos está la que crearon Guerra y Costas, que ya había nacido y se esponjó como la espuma cuando en un viaje a Tarifa los dos amigos se toparon con la silueta de El Niño en una tiendita surfera. Fue así, a través de una vigilante, como descubrieron que la industria de “transfers textiles” JMB incluía entre sus 1.000 referencias gráficas, renovadas cada temporada a un ritmo de 200 y pico por año, un niño algo diferente: un adolescente un poco menos tenso, con dedos en las manos y la pierna izquierda doblada, en lugar de la derecha.

La abogada y administradora de la empresa, Carolina Guerra Fernández, que es hermana del conselleiro y sustituyó a este en un puesto de control cuando él tomó posesión al frente de Economía e Industria, afirma que la OAMI, la oficina de registro de marcas, dio la razón por vía administrativa a El Secreto del Mar desde el principio. Sin embargo, JMB recurrió ante Luxemburgo, y allí la sentencia fue contraria a los intereses de la empresa de la que el conselleiro sigue siendo accionista. Los magistrados europeos, que “no son jueces especialistas en marcas”, puntualiza Juan Antonio Costas, concluyeron que “los dos dibujos pueden convivir perfectamente en el mercado”, tal y como cuenta el presidente de JMB Grupo, José Manuel Baena.

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Ante este fallo judicial, Carolina Guerra, acostumbrada a bregar contra los plagios que van apareciendo cada vez más lejos a escala planetaria (a medida que la crisis en el mercado español empuja a El Secreto del Mar a desbrozar nuevos paisajes), presentó un recurso de casación. Esta, la que se resolverá mañana, es la última oportunidad para la compañía construida por el conselleiro de Feijóo, y Baena cree que hay muchas posibilidades de que el viento vuelva a soplar a favor de JMB.

El empresario afincado en Cataluña explica que, además, lo que se pone en duda ahora no es la legalidad de su diseño, que en este caso no fue registrado como marca, sino como dibujo industrial. “Eso ya fue sentenciado. Ahora, el día  18, lo que se va a saber es si Luxemburgo considera que con la comercialización de esta imagen reprográfica se vulneró algún derecho” de la marca El Niño.

Los problemas se resuelven de forma diferente dependiendo del territorio en el que se produzcan. En la UE, las marcas se inscriben y protegen para toda la comunidad al mismo tiempo, y cuando el mercado de una empresa trasciende estas fronteras existen otros registros que abarcan determinados países, pero no otros. Si sucede como en el conflicto abierto en Brasil y alguien con olfato comercial registra el diseño antes que el verdadero propietario de la marca, sea un cocodrilo o un quinceañero con aspecto de fantasma ceñudo, los derechos para aquel país son para el que llegó primero. Con el mercado español encogido y arrugado, El Secreto del Mar posó sus ojos “en Alemania, en Colombia, en México”. “Lo que estamos es creciendo fuera”, comenta Juan Antonio Costas. Brasil es otro de esos escenarios “que crecen”. Por eso allí la empresa gallega ha decidido quemar todos los recursos y reclamar los derechos que se les concedieron a los autores de la copia. “Lo estamos intentando porque podemos alegar que somos una marca notoria”, explica la hermana del conselleiro. A veces, ese argumento funciona, y al plagiador no le queda otra que esfumarse.

Fabricado en Portugal

El Secreto del Mar, en Galicia, no es mucho más que unas oficinas administrativas ubicadas en la parroquia viguesa de Coruxo. El peso industrial se lleva en Oporto, donde O Segredo do Mar se encarga del diseño, la fabricación y la distribución de ropa de marca (muchas etiquetas diferentes, con El Niño como bandera). Eso ya era así cuando la responsabilidad del negocio recaía sobre Javier Guerra, en su etapa de diputado por Pontevedra en el Congreso.

La decisión de fabricar en Portugal fue del ahora titular de Economía e Industria. La empresa explicó a veces que esto se fundamentó en dos razones: la primera, que la calidad en el país vecino es muy superior a la que ofrecen las fábricas chinas o turcas (los talleres gallegos no entran en la comparativa) y la segunda, que el político está muy ligado a Portugal, donde veraneó de niño y desde donde emigró a Nigrán uno de sus abuelos. De este y del otro, un vigués de San Andrés de Comesaña del que aún la familia cuenta con orgullo que iba andando a trabajar con las botas en la mano para no gastarlas, heredó Guerra el gen empresarial.

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