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“Las plantas de marihuana causan olores intensísimos”

Un informe de Sanidad alerta de los problemas que acarrean los miles de kilos de droga almacenados en las comisarías y cuarteles

Javier Martín-Arroyo

Los miles de kilos de droga acumulados en depósitos y calabozos de las comisarías de la policía y cuarteles de la Guardia Civil son un tremendo dolor de cabeza para los responsables de su custodia. “Las plantas de marihuana causan olores intensísimos cuando están frescas, lo que hace casi imposible la entrada en los depósitos, a pesar de los extractores de aire forzado que se han instalado, a veces el olor invade todo el edificio donde existen otras actividades y atención al público”. La denuncia que firmó el director del área de Sanidad sevillana el pasado abril ante la comisión de Policial Judicial es muy clara.

El informe destaca cómo la cantidad de alijos que Sanidad recepciona “alrededor de 22.000”, “llega a saturar completamente la cámara de depósito, con el riesgo de poder paralizar la entrada de más alijos”. Ante la multiplicación de incautaciones, la comisión decidió la pasada primavera proceder a la quema de los alijos más antiguos. La decisión vino avalada por un estudio para determinar el grado de degradación de los alijos, transcurridos cinco años desde su aprehensión. Mientras el hachís presentaba un 73% de pérdida de actividad, la cocaína mantenía un 56% y el MDMA un 85%. Ante tal evidencia de degradación de la calidad de la droga, fiscales y jueces decidieron al margen de los instructores su destrucción, dado que los contraanálisis no podían ofrecer los mismos resultados pasado tanto tiempo. “Por desgracia somos presa de posibles robos, más aún si se conoce que los alijos no se destruyen, al menos con una celeridad razonable”, reconocía el documento oficial.

Los agentes antidroga denuncia que los jueces retrasan la destrucción hasta tres y cuatro años, a pesar de los cuatro grandes robos sucedidos en Andalucía desde 2008 y que suman ya 774 kilos sustraídos. “De momento siguen igual porque es un cambio de mentalidad. Ante esto lo mínimo son medidas de seguridad, y es que no nos queda más remedio que invertir fondos, aunque estemos en crisis”, advierten fuentes policiales que piden el anonimato.

El presidente de la Audiencia de Sevilla, Damián Álvarez, anima a los instructores a aplicar la celeridad: “Las cautelas son entendibles, pero en abstracto, no. Con un tope máximo de tiempo estaríamos avanzando”, recomienda. Para evitar los traslados de droga hasta Asturias, la policía barajó un estudio para ubicar un horno crematorio en Algeciras, pero la idea se deshechó por la falta de dinero.

Las quejas de los policías ante la escasa vigilancia de los alijos se multiplican en los guardias civiles, que soportan la custodia en los cuarteles donde viven. “Los agentes se hacen cargo de las diligencias y también del material incautado. Hemos tenido quejas por los niños pequeños ante el olor y los insectos que generan cientos de kilos de marihuana”, denuncian miembros del Instituto armado.

“¿Sabes lo que pude oler 3.000 o 4.000 kilos de marihuana? Cuando deshojas tal cantidad acabas más colocado que el que siembra”, relata con ironía un agente. Ante la resistencia de los jueces a la quema, la frustración es patente: “Te tropiezas con un muro y es casi infranqueable”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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