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Rock sin concesiones en el Music Way

6.000 personas aclaman a Manic Street Preachers en la apertura del festival

Concierto de Manic Street Preachers el pasado viernes en el festival Music Way.
Concierto de Manic Street Preachers el pasado viernes en el festival Music Way.ÓSCAR CORRAL

Una banda veterana como los galeses Manic Street Preachers fueron los encargados de prender la mecha en un festival, Music Way, que sin embargo se distinguió por la gran afluencia de público juvenil. Los conciertos arrancaron en la tarde del viernes y se cerraron la pasada madrugada, después de la actuación de los suecos The Hives, la gran atracción de la segunda jornada del evento. El recinto ferial de Amio, situado en las afueras de Santiago, se estrenó como escenario de un gran festival con una notable afluencia de público. Los populares precios de las entradas contribuyeron a que más de 6.000 personas se acercasen en cada una de las jornadas del Music Way. Para el poco tiempo de anticipación con el que se anunció el cartel, la afluencia de público puede considerarse satisfactoria.

La actuación de Manic Street Preachers demostró que este tipo de bandas son las ideales para un macrofestival en el que hay que dejar de lado las sutilezas y divertir al personal con una buena dosis de rock que haga olvidar los problemas diarios. Los galeses, que tuvieron sus momentos de gloria en la década de los noventa, demostraron desde el principio que no iban a dar tregua y encadenaron una tras otra las canciones más vibrantes de su repertorio. Una de las pocas concesiones fue Suicide is painless, la canción que se asocia inevitablemente a la inolvidable serie estadounidense Mash. Pero enseguida volvieron a la carga y obligaron a seguir moviéndose a un público entusiasta hasta el final.

Antes de ellos, los británicos The Courteeners calentaron el ambiente con una actuación en la que mostraron porque están dando de qué hablar en el exigente universo del indie-rock de las islas. Eran una de las bandas más esperadas del cartel y no defraudaron. Tampoco lo hicieron los gallegos Holywater y los vascos We are Standard, que pusieron lo mejor de sí mismos para animar al escaso público que se encontraba en el recinto a la temprana hora en la que actuaron. El síndrome del telonero es implacable con los grupos que se ven obligados a actuar en horarios más propios para la merienda que para un concierto.

La pasada madrugada, el festival Music Way se cerró con las actuaciones de dos bandas gallegas que han vuelto recientemente a los escenarios, Os Resentidos y Heredeiros da Crus. Estos últimos habían prometido diversión a tope durante su concierto a través de las redes sociales. Sin duda su presencia atrajo a mucho público local. Además, el garaje-punk de The Hives se presentaba como otro de los puntos fuertes de un evento que busca un hueco en el caótico panorama de los festivales gallegos.

Es de esperar que en próximas ediciones se acabe de definir el modelo que propone el Music Way. Por ahora no hay mucho más que la intención de combinar a bandas gallegas con estrellas internacionales. No estaría de más darle una cierta unidad de estilos musicales al cartel, aunque la mezcla de bandas muy distintas entre sí tiene la virtud de atraer públicos de gustos y edades muy diversas.

La cuestión de las fechas es otro punto a tener en cuenta. No debería ser tan difícil organizar un evento de estas características en pleno verano cuando en otros lugares sí se consigue hacerlo. El mejor clima y la presencia de muchos turistas en Galicia podrían darle un buen empujón a un festival de estas características.

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