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Rebelión policial en O Grove tras la caída de las multas

El edil de Seguridad reprende a los agentes y suprime las horas extras

Agente de la policía local por las calles de O Grove.
Agente de la policía local por las calles de O Grove.CARLOS PUGA

Lo que pretendía ser una comunicación interna del concejal de Seguridad a la plantilla de la Policía Local de O Grove se ha convertido en una guerra cruzada de acusaciones que por el momento se ha saldado con la apertura de dos expedientes disciplinarios que podrían derivar en la denuncia de los agentes por injurias y calumnias contra el edil.

El galleguista Fredi Bea, socio en el gobierno del alcalde popular Miguel Ángel Pérez, no calculó la trascendencia que iba a tener la reprimenda por escrito que deparó a sus subordinados por no multar este año como el pasado (1.500 multas frente a 500) al tiempo que anunciaba la supresión de horas extras por falta de presupuesto. El enfado de los policías fue monumental y comenzó un rifirrafe que llegó a las redes sociales, lo que ha convertido el caso en la comidilla del pueblo. El concejal llegó a afirmar que algunos agentes no multaban a sus amigos, por lo que estarían incurriendo en una prevaricación.

Mientras que para los funcionarios uniformados la medida es una “caza de brujas”, para el gobierno es una medida para cortar el grifo de horas extras que, según el alcalde, se ha convertido en un complemento fijo de su sueldo. Pérez ha tratado de intervenir como cortafuegos en el conflicto. “La comunicación del concejal se ha sacado de contexto convirtiéndolo en una polémica que no vamos a alimentar”, afirmó. “Pero no vamos a permitir que las horas extras se conviertan en un sueldo porque no lo es”.

Con 16 policías en activo, la plantilla se refuerza en más del doble en los meses de verano cuando O Grove (12.000 habitantes) pasa a tener una población flotante de 35.000 personas. Este año el refuerzo es de siete agentes, pero el presupuesto para horas extras se ha agotado.

El principal cometido de los agentes durante el tiempo que emplean fuera de su jornada laboral es utilizar el vehículo radar contra los infractores y, últimamente, la incidencia de sanciones es prácticamente nula. Aunque el alcalde insiste en que el bajo rendimiento recaudatorio no es el principal desencadenante de la supresión del extra sino los recortes impuestos por la situación económica del Ayuntamiento, la misiva del concejal ha levantado ampollas.

Bea ha insinuado públicamente que “algunos agentes hacen la vista gorda con sus amigos” para no multar. La rebelión policial provocada por estas declaraciones se zanjó con expedientes disciplinarios contra agentes que se dejaron acompañar por cámaras de televisión cuando patrullaban y o que hicieron declaraciones a la prensa. El gobierno local abrió una investigación para controlar si la plantilla cumple con sus funciones. “No hay caza de brujas sino un mayor control en la utilización del radar por el responsable del servicio”, aclaró Pérez.

Francisco Candal, portavoz de la plantilla, cree que el alcalde y el concejal “no trabajan en la misma frecuencia” y que el asunto “se ha desmadrado”: “Pero lo que nos preocupa es que seamos la comidilla del pueblo y que se nos intente desprestigiar”. El agente admite que la tramitación de multas ha descendido pero pone en duda la estadística municipal. “Hacer un presupuesto en función de lo que se recauda con las multas no nos parece políticamente correcto, sobre todo cuando se nos acusa sin pruebas de que hay una huelga de bolígrafos en la plantilla y un comportamiento casi delictivo”, añade el portavoz. No descarta medidas legales contra el concejal por sus declaraciones incendiarias.

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