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Una ceremonia eclipsada

Los actos institucionales de la Diada quedan relegados a un segundo plano por la manifestación Camacho amaga con romper con el Gobierno de Mas

Un momento de la ceremonia institucional de la Diada en el parque de la Ciutadella.
Un momento de la ceremonia institucional de la Diada en el parque de la Ciutadella. MARCEL·LÍ SÀENZ

La excepcionalidad de la Diada de este año se notó desde primera hora de la mañana y en todos los actos protocolarios que se repiten año a año. Si en las últimas diadas el protagonismo político había eclipsado las protestas de la tarde —reservadas para la izquierda independentista radical—, ayer quedó claro que la manifestación, que a la postre fue la más multitudinaria de la historia, eclipsaba todo lo demás. El acto institucional en el parque de la Ciutadella fue sobrio, centrado en la defensa de la lengua, y contó con la actuación de Maria de Medeiros y del grupo Las Migas, que interpretó la canción compuesta por Ramon Muntaner para la película La plaça del diamant, protagonizada en su día por Sílvia Munt, que leyó en el escenario un fragmento de la obra de Mercè Rodoreda

Tras la ceremonia, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, puso el tono de reivindicación política al subrayar que, si Cataluña no logra el pacto fiscal, el camino a la independencia está abierto. Precisamente el acentuado soberanismo de Mas enervó a la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que amenazó al presidente con retirarle el permanente apoyo parlamentario del que ha gozado durante toda la legislatura. Mas dijo el lunes en su alocución que Cataluña “nunca había estado tan cerca de su plenitud nacional” como en la actualidad e hizo suyo el “clamor” soberanista de los convocantes de la manifestación independentista. La líder del PP catalán replicó que “para Mas, lo más importante es la soberanía fiscal” y no la crisis económica. Por eso, advirtió de las “consecuencias” que tendrá para el Gobierno de CiU su apoyo a la manifestación de ayer por la tarde y el tono del discurso de la Diada.

La gestión que haga Mas de la manifestación despejará el camino del final de legislatura en Cataluña. Si acentúa su discurso nacionalista con la llamada “transición nacional”, la ruptura con el PP parece asegurada y el acercamiento a ERC parece más que probable, siquiera para aprobar los presupuestos de la Generalitat del próximo año.

El PP participó en el acto institucional de la Ciutadella —Sánchez-Camacho fue abucheada por un grupo reducido, igual que el líder del PSC, Pere Navarro—, pero no en la ofrenda floral a Rafael Casanova, conseller en cap de Barcelona durante 1714. Tras depositar la tradicional corona de flores, el secretario general de Convergència Democràtica, Oriol Pujol, respondió al PP. Cataluña no busca líos, dijo Pujol, sino “soluciones al descontento respecto a España”. Aludía a las palabras del presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, que el lunes, en una entrevista en TVE, afirmó que “España no está para algarabías”. El líder nacionalista, que en su encendido mitin del lunes por la noche acabó exclamando “visca Catalunya lliure!”, recomendó a Rajoy que escuchara el clamor de la manifestación.

“No hay plenitud nacional sin justicia social”, afirma Joan Herrera

Frente a las críticas del PP al discurso de Mas, llegó el discurso de ERC. Su secretaria general, Marta Rovira, dijo que comparte la visión del presidente de la Generalitat sobre la proximidad de Cataluña a su “plenitud nacional” y llamó a los partidos a reflexionar para dar respuesta al “anhelo social” en favor de la independencia. Iniciativa también se refirió a la “plenitud nacional” que Mas mencionó en su discurso, aunque para reclamar que redunde en beneficio del bienestar de los ciudadanos. “No hay plenitud nacional sin justicia social. Estamos en momentos muy difíciles, con la intervención del Estado y la intervención de los mercados”, dijo el líder de ICV, Joan Herrera, tras la ofrenda de los ecosocialistas. Iniciativa acudió a la manifestación con una pancarta antirrecortes.

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El primer secretario del PSC, Pere Navarro, no fue a la manifestación, pero también aprovechó su presencia en la ofrenda para arremeter contra el tijeretazo del Gobierno de Mas. Navarro ligó el carácter histórico que imprime la Diada con la crisis: “Es un día especial y debemos lograr la máxima unidad. Hay muchas dificultades, muchas personas que sufren los recortes”. El cambio de distribución de público en la ofrenda floral ha supuesto en los últimos años que los políticos se ahorren los silbidos. Ayer sí hubo una sonora pitada, para Plataforma per Catalunya, el partido de discurso xenófobo, que se estrenaba en el monumento a Casanova esta Diada.

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