Feijóo propone liderar el despegue de España “sin abandonar el rigor”
Los sindicatos marchan en Santiago contra las “agresiones” al sector público
Después de 704.000 kilómetros recorridos, 168 consellos de la Xunta, 2.002 discursos, 233 entrevistas y 2.932 cafés cortados, Alberto Núnez Feijóo se parece bastante más a Fraga que aquel 1 de marzo de 2009 en que ganó por mayoría absoluta las anteriores elecciones. Tanto, que ayer, durante su proclamación en Santiago como candidato del PP a la Xunta, pareció emocionarse por un momento y comparó su propio amago con aquella lágrima floja del de Vilalba en los últimos años. “Feijóo es el Fraga del siglo XXI”, proclamó cuando le tocó el turno de halagos el presidente del Partido Popular de Lugo, Xosé Manuel Barreiro. Quizás, entre otras cosas, porque el presidente gallego ya presume de lo mucho que debe cambiar de neumáticos su coche oficial y porque, como ayer prometió ante sus incondicionales, con él al volante Galicia se va a comer el mundo.
“Queremos ser los primeros en iniciar el crecimiento económico en España”, anunció Feijóo. “Pasaremos del rigor al crecimiento sin abandonar el rigor” y “destinaremos los fondos públicos a crear empleo que crea empleo”, abundó en un discurso en el que colocó a “Galicia por riba de todo” (lema electoral) y que terminó poniendo en pie a una platea enfervorizada.
“Me siento más fuerte, más convencido, más preparado”, aseguró Feijóo a los entregados fans que desbordaban, eso sí, disciplinadamente, el Auditorio de Galicia. Después de sus recortes en la Xunta, la comunidad está “blindada frente a la crisis”, defendió, y luego prometió: “Vamos a salir del agujero en el que nos metieron”. La “respuesta” a todas las incertidumbres que hay ahora en España, según Feijóo, “es Galicia”, “la tierra más solvente”, que “se adelantó” y “ya hizo el camino que están haciendo ahora las otras comunidades”. Por esta razón, “porque hizo sus deberes”, afirmó Feijóo como tantas otras veces, su gobierno está “libre de imposiciones externas”: “Otras gastaban lo que no tenían y ahora piden ayuda”, criticó.
Pero mientras sonaban aleluyas y cánticos de gloria dentro del Auditorio, exactamente al mismo tiempo, entre las 11.30 y la una, los 20 sindicatos que integran la Plataforma Galega en Defensa dos Servizos Públicos se manifestaban camino de San Caetano contra las “agresiones” al sistema y la “criminalización” de los funcionarios.
Albor ganó un 20 de octubre. La nueva cita es el 21-0. A nadie se le pasa por alto
La organización de la marcha, en la que estuvieron presentes todos los sindicatos posibles, cifró en 10.000 las personas que se unieron para denunciar las “escandalosas” ofertas de gestión a empresas privadas que realiza la Xunta y la “precariedad” en servicios “imprescindibles” como la salud y la educación. A la manifestación se sumaron los candidatos a la Xunta por el BNG, Francisco Jorquera, y el PSdeG, Pachi Vázquez, para los que, en el acto de Feijóo, no faltaron palabras de recuerdo.
Jorquera, por ejemplo, lidera una formación que “mató a su padre, Beiras” y “se presenta con el programa de la UPG, el ideario más radical de España”, comentó Carlos Negreira, presidente del PP coruñés. Aunque esto no fue nada comparado con lo que le cayó a Vázquez, despreciado como rival por casi todos los que abrieron la boca ante el micrófono. El mismo Negreira calificó a los socialistas de “irresponsables” por “presentar a un dirigente que no quieren ni ellos”. “No gana ni en O Carballiño”, recordó en lo más celebrado de su discurso el sucesor dinástico en Ourense, José Manuel Baltar. “Como sabéis [Vázquez] fue quinto en las preferencias de la militancia”, comentó jocoso, y “si a alguien le debe la candidatura es a ti, querido Alberto, por convocar elecciones y hacerlo candidato automáticamente”. Que aquí es lo mismo que decir “por accidente”, como dijo, retomando la chanza, Rafael Louzán, presidente por Pontevedra: “Que el señor Vázquez sea candidato es lo mejor que le puede pasar a nuestro partido”, sentenció.
En el auditorio hubo dos conceptos repetidos sin tregua: unidad (o cohesión) y austeridad. “El minifundismo no genera nada más que economía de subsistencia”, dijo Negreira, en referencia a los “partidiños TCF: Todos Contra Feijóo” que concurren a estas elecciones. Lo de pretender ser ingenioso a costa de siglas semeja de moda. Baltar Blanco también cayó en la tentación, y terminó soltando que en estos tres años y medio de gobierno del PP en la Xunta descubrió que ANF (las iniciales de Alberto Núñez Feijóo) se corresponden con “Austeridad, Normalidad y Fiabilidad”.
Austeridad, que como bien sabe Baltar empieza por a, es una palabra que, según Barreiro, fue precisamente Feijóo quien la rescató “del diccionario” para “llevarla a la realidad política”. Para explicar las bondades de este término, Louzán apremió a sus compañeros de partido a “hacer mucha pedagogía” durante los 42 días que restan hasta los comicios.
“No me presento contra nadie más que contra la crisis”, exclamó al final, crecido por la borrasca de flores a su persona, el nuevo Fraga mientras desde las primeras filas aplaudían felices Ana Pastor y Pilar Farjas (únicas representantes del gobierno Rajoy) y un expresidente, Gerardo Fernández Albor, que con 95 años no se pierde una y que Feijóo, al igual que a Iribarne, llamó “referente”. Albor ganó un 20 de octubre. Las elecciones serán el 21. El detalle, ayer, no se pasó por alto.
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