Algo huele a podrido
La duda corroe al reino. Adelantar o no adelantar las elecciones, he ahí la cuestión
Si el viejo Hamlet volviera a estas costas, le apestarían tan mal como en Dinamarca y se sentiría como en casa. Toda la pestilencia eólica esparcida en Galicia por la Democracia Feijoniana, wikiRueda y el diario de derechas coruñés torna a ellos; vuelve al hogar, como los protagonistas de los anuncios en navidad.
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia acaba de dictaminar la ilegalidad de la suspensión de concurso eólico del bipartito. El tribunal imputa textualmente a Feijóo y su Gobierno haber incurrido en desviación de poder. Y ya sabemos que para la Democracia Feijoniana cuanto dicta el TSXG resulta sagrado, tanto que incluso sus sentencias sirven para desatender al Tribunal Supremo y continuar financiando, con recursos públicos, colegios privados que persisten en la repugnante segregación por sexo.
Recuperando la resultona imagen del far west gallego, al Feijoniano y a Trampas Rueda los ha pillado in fraganti el Juez de la Horca marcando las cartas. La diferencia reside en que no acabarán embreados y echados a tiros del pueblo. La condena la pagaremos todos con nuestros sufridos impuestos. Ya sabemos la razón de tanto empeño en la austeridad. Convenía ir ahorrando para abonar las millonarias indemnizaciones que usted y yo deberemos sufragar a escote por la frivolidad, la incompetencia y el sectarismo de la Democracia Feijoniana.
Ya sabemos igualmente por qué aquel famoso OJNI —objeto jurídico no identificado— fabricado en su día por wikiRueda para justificar la desviación de poder eólica no llevaba la firma de funcionario alguno. Ningún profesional que se respete a sí mismo habría suscrito jamás semejante carallada. Ahora ya saben por qué les molestan tanto los funcionarios. Firman poco porque tienen criterio y autonomía. Las subcontratas privadas garabatean cuanto se les pida, siempre que se les facture.
Si alguien albergaba alguna duda sobre la disposición de El Feijoniano para hacer trampas y ganar la mano por cualquier medio necesario, la justicia acaba de ponerla por escrito en sentencia firme. Desviación de poder es valerse de la ley para obtener un fin distinto al legítimo. Desviación de poder fue anular el concurso del bipartito. Desviación de poder es la rapa parlamentaria que pretende la Democracia Feijoniana. Invocar para ello a los parados o a los niños, solo constituye un signo de ligereza moral.
Además de esta tremenda pestilencia eólica, existe otra razón para que el viejo Hamlet se encontrase en Galicia como en casa. La duda corroe al reino. Adelantar o no adelantar, he ahí la cuestión. El príncipe vacila jaleado por medios y comentaristas que le retratan como a un semidiós invencible. Pero los superhéroes no necesitan del ventajismo para ganar, ni bajar a Madrid a evacuar consultas. Feijóo sabe que se la juega. Le paraliza el miedo a perder precisamente por haber elegido la fecha que parecía más propicia para la victoria. Sufre el síndrome Touriño.
Convocar ahora para minimizar costes en una campaña rápida, vendiéndose como el escudo que nos salvará de la contrareforma marianista que viene para llevarse por delante el Estado del bienestar, o desgastarse durante una precampaña de meses, confiando que la teoría económica de la señorita Pepis que gobierna España tenga razón y el sufrimiento masivo traiga el milagro de la recuperación. Ambas opciones son malas porque se basan en hipótesis, no en hechos. Lo único cierto es que la gente tiene ganas de castigar a alguien y no ven la puerta de salida de la crisis. Feijóo es consciente de haber alcanzado el poder subido en una ola. Ahora tiene que adivinar cuál es la buena para mantenerse en Montepío.
Mientras todo esto pasa, la realidad sigue sucediendo. Aunque no diga ni palabra al respecto, la Democracia Feijoniana tiene grandes noticias para los jóvenes gallegos que han agotado la ayuda de los 400 euros y resisten en casa de sus padres: lo tenéis crudo. A cambio, los parados con familia numerosa, DNI capicúa y un pariente cercano en Xove recibirán la astronómica cifra de cincuenta euros mensuales extra para seguir manteniendo su tren de vida. Es lo que hay.
@antonlosada
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