El artesano del imperio del helado
El primer ejecutivo durante 40 años de Helados Alacant cede el testigo
Su historia es la de Helados Alacant. Las dos trayectorias han discurrido entrelazadas hasta que este año Federico García (Cerezo de Río Tirón, Burgos, 1947) ha decidido jubilarse tras 40 años de director-gerente. En realidad, está medio jubilado porque el ahora presidente sigue trabajando un par de días a la semana. Para asegurar el cambio de testigo, comenta con una sonrisa. Son buenos tiempos, pese a la crisis, y quedan lejos los años en los que la imagen del helado era la de una golosina “que no había más remedio que comprar a los niños”. El Grupo Alacant facturó en 2011 más de 84 millones, un 14% más y su plantilla ha crecido un 10% desde 2008. El 17% del helado que se consume en España sale de esta empresa.
Cambio de hábitos
Helados Alacant fue fundada por 35 artesanos en 1972. Cada socio aportó 60 euros. La empresa tiene en la actualidad 250 socios.
El año pasado facturó más de 84 millones de euros, un 14% más. El primer año de actividad, logró un volumen de negocio de 6.000 euros..
La empresa cuenta con una plantilla de 450 trabajadores. Desde 2008, la plantilla ha crecido un 10%.
En los 70, los españoles consumían un litro y medio de helado al año de media. Esta cifra ha crecido hasta los seis litros actualmente. Entre 1985 y 1990, cuando debido al esfuerzo por darle la vuelta a la imagen del helado, se duplicó su consumo en España.
En 1992, pese a la Expo de Sevilla y a los Juegos Olímpicos de Barcelona, la firma bajó las ventas un 10,5%.
De la mano de Mercadona, de la que es interproveedor, ha duplicado plantilla y multiplicado por cinco las ventas.
“Empecé de repartidor, contable, camarista, mecánico. De todo”, recuerda García volviendo a 1972. Procedía de la hostelería pero decidió cambiar de trabajo y “surgió entrar de contable con unos heladeros que se querían juntar para crear una sociedad”. Tenía 25 años. Los fundadores de Helados Alacant eran 35 heladeros artesanos emblemáticos de la ciudad de Alicante y de pueblos de la provincia. Cada uno puso 10.000 pesetas (60 euros). La cifra de socios, con los años ha crecido hasta los 250 actuales, todos con el mismo peso a la hora de votar. El negocio arrancó con un técnico y el resto de plantilla eran ebanistas de las fábricas que cerraban en Sant Vicent del Raspeig, agricultores, ganaderos sin formación. “Nuestros socios venían a enseñarles a hacer helado, a envasar, a quemar el azúcar”. La empresa cuenta ahora con 450 trabajadores y un plan de formación continua.
Corrían los años 70 del siglo pasado. “Había ingresos de los inmigrantes y el turismo comenzaba a desarrollarse”. Los españoles pasaron de consumir tres cuatros de litros de helado a litro y medio por habitante y año. En aquellos tiempos había todavía pocas fábricas en España y 6.000 artesanos. Helados Alacant, de hecho, no tenía fábrica y recurría a una empresa de Zaragoza “a partir de las fórmulas que preparaban los heladeros”. El resultado no les gustaba. “El helado es la mezcla de aire y materias primas. Cuantas más materias primas, mejor es el helado”, explica García.
Alicante tenía su tradición. Los neveros, “los famosos blusas negras, como en la huerta de Valencia”, recogían el hielo y lo guardaban hasta que lo llevaban a la ciudad. “Pero las pocas opciones de supervivencia en la montaña y su conocimiento del frío los llevó a lanzarse a la fabricación del helado”, contextualiza. La cultura de consumo tardó más tiempo.
Al inicio encargaban el helado a una empresa de Zaragoza
En los años 50 salieron las barras de corte. Helados Alacant vendió en su primer año de funcionamiento 6.000 euros, 200.000 litros de helado. “No estaban satisfechos con el helado que recibían porque no pesaba lo que ellos querían (síntoma de la calidad del helado) y decidieron montar su propia fábrica”. Se eligió un solar en Sant Vicent del Raspeig. Pero coincidió con la primera crisis del petróleo. “Teníamos que apagar las luces por la noche porque la Guardia Civil sancionaba a quien las dejara encendidas”.
Los heladeros tenían unas letras que los bancos no aceptaban. Se había cerrado el grifo del crédito y la fábrica estaba proyectada. “En una entrevista con el director regional de la caja del sureste (luego CAM), me dijo que si las letras estaban firmadas por los heladeros les daban el crédito porque nunca han incumplido sus pagos. Nos dio un préstamo de 10 millones de pesetas (60.100 euros)”.
Cada uno de los 35 socios fundadores puso 60 euros para montar el negocio
Con este dinero se puso en marcha la fábrica y entraron 60 socios “alicantinos pero que tenían sus negocios en Andalucía, La Mancha, León y Asturias”. Las ventas se multiplican por tres el primer año de la fábrica. Entonces solo se fabrica para los socios.
Luego llegaron otros hitos. En 1982 la empresa fabricó el primer helado para diabéticos aprobado por Sanidad. También el helado de turrón. Y a nivel interno, se cambió el consejo. “Nos habíamos alejado de la cultura de austeridad de la empresa”, explica. En 1985 se empieza a exportar a Alemania. “Era el país que más aceptaba los productos de importación porque tenía menos aranceles. Además, conocimos a un asturiano que trabajaba en una embajada en Bonn y acordamos que nos ayudara como agente. Con su colaboración nos extendimos luego a Holanda, Bélgica o Suiza”. La exportación ayudó a conocer “técnicas, producto y exigencias de los mercados”.
El consumo pasa de litro y medio en los 70 a seis litros por habitante y año
En esos años se hizo un gran esfuerzo para darle la vuelta a la imagen del helado “para dar a conocer las características y sus valores nutritivos”. Y entre 1985 y 1990 se duplicó el consumo. Ese último año llegó una empresa japonesa que quería trabajar con Helados Alacant. Visitaron sus instalaciones pero dejaron claro que “la fábrica no era adecuada para trabajar con sus estándares (mayores que los europeos)”. Así surgió la construcción de la segunda fábrica. “La diseñaron los propios trabajadores. Hicieron los planteamientos que precisaban y una ingeniería lo traducía en planos”, recuerda. Y en 1992 se empieza a exportar a América.
En los 90, la dirección de la empresa cambia, deja de ser unipersonal y se crea un consejo de dirección creado por cinco directivos. García es el gerente. El año 1992 fue sorprendente: “Pensamos que nos íbamos a salir económicamente y fue un desastre. Bajamos las ventas un 10,5%”. Todo ello a pesar de la Expo de Sevilla y de los juegos olímpicos de Barcelona. En ese momento, el 20% del helado en España se consumía en el hogar mientras que en Europa era el 80%. Y ese era el objetivo. Helados Alacant creó una línea de hogar y al año siguiente recuperaron sus cifras. En la actualidad, el 55% del helado se consume en España en el hogar. Cada español consume de media seis litros de helado al año.
En los 90 se hizo un esfuerzo por cambiar la imagen del helado
En 1994 llegó el gran punto de inflexión. Empiezan a trabajar con Mercadona, de la que son interproveedores desde 1997. “Supuso un salto cada año: ha habido años que han incrementado la venta el 35% solo gracias a Mercadona”. En 2002, Helados Alacant fabricaba lo mismo para Mercadona que para ellos. En 2005, Hacendado ya es dos veces Helados Alacant “y hoy Hacendado es el 80% de nuestra producción”. “Con Mercadona hemos duplicado nuestra plantilla y multiplicado por cinco nuestras ventas”.
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