El San Sebastián más popular

Un programa gigante de la Semana Grande de San Sebastián ha dominado estos días el Boulevard donostiarra, la arteria que distribuye la fiesta. En un extremo, el Ayuntamiento, con su cañonazo y fuegos artificiales por la noche, en el opuesto, el camino que lleva al Kursaal y Sagüés, con las principales propuestas musicales. Pero la Alameda sin ser un núcleo fundamental del programa —a excepción de la animación que proponen los artistas callejeros—, se ha convertido, aunque de forma silenciosa, en protagonista este año por ese programa gigante, que además de detallar los diversos actos animaba a la ciudadanía a proponer cualquier tipo de actividad, a participar e implicarse en las fiestas, el leitmotiv de Bildu.

La primera Semana Grande que ha diseñado en exclusiva el equipo de Gobierno de Juan Karlos Izagirre ha contado con un protagonista fundamental: los piratas. La ciudad ha querido reconocer al colectivo, impulsor desde hace 10 años de una Semana Grande diferente, más gamberra y abierta a otros públicos, encomendándoles el Artillero dale fuego, la canción con la que prende la fiesta previa al cañonazo, siempre en manos de Luis Mocoroa, artillero mayor de la Gastronómica.

Mocoroa destaca que todo el mundo ha podido encontrar su hueco

“Personalmente ha sido una Semana Grande muy diferente de otras, pero yo creo que se ha desarrollado mejor que otros años”, sentencia Mocoroa, antes de que las reacciones políticas —la oposición censuró el programa festivo de Bildu antes de que arrancara la semana de diversión—, lleguen el lunes.

La persona encargada de, año tras año, abrir la Semana Grande apunta que ese objetivo de Bildu de intentar implicar al mayor número de donostiarras posibles en la fiesta ha empezado a cuajar. “Si bien entre el programa ha habido los actos de siempre, sí que se han celebrado cosas a nivel más popular”, señala, para a continuación recordar la fiesta de la sidra que ha acogido toda la semana la plaza de Cataluña, y en la que su sociedad ha participado. Mocoroa también pone como ejemplo las cenas populares que se han celebrado en la plaza de la Trinidad, o los mercados que se han instalado por varios puntos de la ciudad.

“Sobre todo, lo más importante, que el programa ha permitido una amplia cantidad de actos para todos los estilos, gustos o preferencias”, añade Mocoroa, que resalta, que precisamente, ese debe ser el espíritu de cualquier fiesta, que cada persona pueda encontrar algo con lo que disfrutar y pasarlo bien.

El artillero mayor destaca que, también a diferencia de otras ediciones, el cañonazo fue tal vez uno de los momentos más participativos, al menos en la zona de los jardines de Alderdi Eder acotada a los protagonistas del arranque, cuando una nutrida representación de los piratas entonó la popular canción con representantes de todos los partidos políticos.