“Pediré unas fiestas saludables donde la gente sepa desconectar”

La triatleta Virginia Berasategui (Bilbao, 1975) rompe todos los moldes. Solo cuatro mujeres antes que ella han sido pregoneras en Aste Nagusia, pero es que además, se ha proclamado subcampeona de Europa cuatro días antes de encaramarse a la balconada del Teatro Arriaga. Los últimos años han sido muy dulces para ella en el ámbito deportivo y este reconocimiento es todo un broche en la carrera de una mujer que normalmente no ha podido disfrutar de las fiestas de su ciudad natal porque desde los 15 años le han pillado inmersa en competiciones.

Pregunta. De no estar en Aste Nagusia ha pasado a inaugurarla y vivirla a tiempo completo.

Respuesta. Va a ser toda una experiencia, todo lo que voy a vivir va a ser nuevo. Desde pequeña iba a contracorriente, cuando la gente se iba de fiesta yo me tenía que levantar a las ocho de la mañana para entrenar. Siempre se me ha visto como un bicho raro por vivir mi juventud de otra forma, pero hay tiempo para todo porque ahora mira donde estoy.

P. ¿De qué tiene más ganas?

R. Con mis antecedentes, ¡de todo! Quiero estar con toda la gente, con mi familia y mis amigos, y vivir el ambiente de la calle y de las txosnas, aunque me pida un botellín de agua.

P. Viene de una familia numerosa, ¿le arroparán en el momento del pregón?

R. Mi difunto tío, Julián Fernández, fue pregonero de Aste Nagusia en 95. ¡Hay pocas familias con dos pregoneros! Espero que me dejen invitar a todos los que pueda, y para mi tía y mis primos va a ser muy emotivo, 17 años después.

P. ¿Cómo ha preparado el pregón?

R. Casi no tuve tiempo con los campeonatos y Kirmen Uribe me dejó el listón muy alto. He intentado plasmar mi personalidad y espero que no se me noten los nervios.

P. ¿Peores que antes de una carrera?

R. Muy parecidos, solo que en una carrera con el pistoletazo de salida se acaba todo porque sale el trabajo que has hecho. Aquí el pistoletazo va a ser el pregón y para la Aste Nagusia no tengo entrenamiento.

Es un honor, un sueño que ni siquiera me había atrevido a soñar”

P. ¿Se siente preparada?

R. Sí, me encantan los retos. Últimamente he tenido buenos resultados deportivos y eso te hace ir con la cabeza bien alta y tener confianza en ti misma para afrontar lo que venga.

P. ¿Va a ser un pregón con menciones al deporte?

R. Desearé a todos unas fiestas saludables y participativas, pero también quiero decirle a la gente que son tiempos difíciles pero por nueve días hay que desconectar, no pensar en lo que está pasando o va a pasar sino disfrutar del día a día. Ya habrá tiempo después para preocuparse por lo que sea.

P. Antes de usted solo hubo una pregonera que fuese mujer y atleta. (Alicia Carreño, judoka invidente, en 1996)

R. Suena bilbaíno (ríe), pero creo que este reconocimiento solo es posible en Euskadi, donde hay una gran cultura deportiva. Aquí la gente reconoce el esfuerzo que se hace en deportes sacrificados, más allá del fútbol.

P. ¿Veía venir que le nombrasen pregonera?

R. En 2010 se hizo una encuesta popular entre la gente para que nominasen posibles pregoneros, estaba Clemente, Fito… y estaba yo. Al final ese año fue un amigo mío, Isidro Lezgarai, y ahí quedó la cosa. Ver que se han vuelto a acordar de mí es un honor, es un sueño que ni siquiera me había atrevido a soñar.

P. ¿Sus últimos logros deportivos han influido?

R. Puede ser. Yo me siento muy orgullosa de ser profeta en mi tierra y haber ganado las dos ediciones del Bilbao Triatlón, sobre todo la última, con el mal tiempo que hizo. Y de haber sido podio en los últimos años del Iron-Man de Hawai influye. Se nota que el triatlón ha ganado popularidad y ahora te reconocen más, pero no vengo de la nada, llevo desde los 15 siendo tercera de Europa y quinta del mundo en categoría junior.

P. Como pregonera y bilbaína, ¿qué le diría a un visitante que llega a Aste Nagusia por primera vez?

R. Yo creo que lo que más impresiona a la gente que venga de fuera es la fiesta en la calle. Ahí no hay ni colores, ni razas, ni banderas, ni nada, somos todos iguales. Les diría que participasen en todo, de la mañana a la noche, porque la fiesta está por todos los rincones de la ciudad.