_
_
_
_
_

El músico de las aves rapaces

El contrabajista Kin García hermana en un disco el jazz con la cetrería

El músico Kin García con su contrabajo y su águila harris. / ÓSCAR CORRAL
El músico Kin García con su contrabajo y su águila harris. / ÓSCAR CORRAL

Un músico que se dedica a tocar el contrabajo debe tener un buen espacio en su casa para guardar este voluminoso instrumento. “Los contrabajistas somos tipos que no éramos muy listos de pequeños”, bromea el intérprete y compositor Kin García sobre lo que supone tocar este instrumento y tener que desplazarlo. García lo mueve en su casa escrutado por una singular acompañante. Se llama Dunia y es un águila harris, una especie de origen americano que campa a sus anchas por los rincones de su casa de Camboño, en el municipio coruñés de Lousame. Dunia convive con el músico en su estudio, ve la televisión con él en el salón y le gusta posarse en su puño. La harris, “una especie muy dócil”, según su dueño, es el nexo que le ha servido para conjugar en su último disco sus dos grandes pasiones: el jazz y la cetrería, el milenario arte de adiestrar aves rapaces para cazar que la Unesco declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2010.

 “Intento trasladar mi filosofía vital a la música. En mis discos está la realidad de lo que soy”, declara García sobre la esencia de su nuevo trabajo, titulado Accipiter gentilis. Este extraño título toma otro sentido cuando el músico explica que es el nombre científico del azor, una de sus aves favoritas: “Es astuto y tan sigiloso que parece que no existe”. Un azor aparece en la portada de su nuevo disco como una declaración de intenciones. Dentro hay un libreto con un pequeño catálogo de aves rapaces autóctonas y cada una aparece con su nombre en gallego acompañada del nombre científico. Cada tema lleva una de estas denominaciones, desde Falco tinnunculos, nombre del cernícalo vulgar, al miñato o ratonero común, de nombre científico Buteo buteo.

García graba en

En su casa estudio, donde convive con el águila Dunia, grabó el disco con los componentes de su grupo, el batería Noli Torres y el pianista Jacobo de Miguel. “Ellos no saben de cetrería pero yo tracé la base y se dejaban llevar según lo que evocase la música”, indica este músico nacido en Noia que imparte clases en el conservatorio de A Coruña, donde dirige también la Big Band compuesta por alumnos. “Es un disco relajado de un trío clásico de jazz de piano, contrabajo y batería, con composiciones sencillas y mucho desarrollo, al estilo de la música improvisada del jazz europeo”, explica García, admirador “tanto de Ravel y Bartok como de Miles Davis”.

Alguno de los temas del disco, como Falco peregrinus, evocan el vuelo del halcón descendiendo intrigante desde las alturas. Son músicas en evolución que podrían acompañar a los largos recorridos del especialista en cetrería, “un arte que no somete al animal amaestrado al yugo o al látigo”, como dejó escrito Félix Rodríguez de la Fuente, autor de un libro de cabecera sobre esta técnica.

Los temas evocan, por ejemplo, el vuelo descendente del halcón peregrino
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

“Heredé esta pasión de mi padre, que era músico y pajarero", recuerda García. Su padre, Joaquín, fue miembro fundador de la orquesta París de Noia, a la que Kin también estuvo vinculado. Desde las orquestas al folk, pasando por el rock, García es un músico de reconocida trayectoria que se ha movido por ámbitos diversos, colaborando con artistas que van de Filipa Pais a Capercaillie hasta músicos de talla internacional como Walter White, que fue trompeta solista de la Lincoln Center Jazz Orchestra dirigida por Wynton Marsalis. Así como cuando interpreta le gusta mezclarse con otros estilos, cuando compone sigue una línea inspirada en su relación con la naturaleza. Su primer disco se llamó O lobo que morde a man do home (2006), y en él ya buscó un discurso de sensibilidad por la naturaleza y la fauna para tratar de mimetizar en música el paisaje de su infancia, en las riberas del río Tambre, entonces atiborrado de pescadores de salmón y reo: “Conozco el río y los peces paran en los mismos sitios. Las aves también vuelven al lugar que les gusta, lo que llamamos en el argot ser querenciosas. Yo también soy querencioso con mis líneas musicales, siempre vuelvo a un lugar conocido".

Los próximos días 29, 30 y 31 presentará en A Coruña, Noia y Vigo el disco, en el que hasta media docena de aves que tienen su canción. Paradójicamente, Dunia se ha quedado sin composición. “Es que las águilas harris son originarias de California y los temas solo los dedico a especies autóctonas”, aclara.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_