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FESTIVAL DE TORROELLA DE MONTGRÍ

Bach en un jardín

Il Giardino Armonico revive la integral de los ‘Conciertos de Brandemburgo’

El director Giovanni Antonini, en el centro de la imagen.
El director Giovanni Antonini, en el centro de la imagen.

Una semana antes de llevarlos al prestigioso Festival de Salzburgo, el flautista y director Giovanni Antonini y su Giardino Armonico, el conjunto instrumental especializado en interpretación histórica de la música del XVIII que fundara en 1985, llevaron al Festival de Torroella de Montgrí (Baix Empordà, Girona) la integral de los Conciertos de Brandemburgo de Johann Sebastian Bach.

Formando un grupo de seis conciertos que, por la variedad de combinaciones instrumentales con que se juega en el grupo de solistas —el concertino— constituye un verdadero laboratorio experimental de las posibilidades de la forma concerto grosso. La integral de los Conciertos de Brandemburgo es un plato demasiado fuerte, en los tiempos de dieta en que vivimos, para presentarlo en una única sesión, pero queda corto para ocupar dos. Por este motivo, se le añadieron dos ilustres teloneros, Händel representado por su Concerto grosso Op. 6 núm. 4 y Telemann por su Suite en La menor para flauta, cuerda y continuo y el lote así configurado ocupó dos sesiones consecutivas que tuvieron lugar en las noches del viernes y el sábado y constituyeron los conciertos estrella de la presente edición del festival alcanzándose el lleno absoluto.

Los Conciertos de Brandemburgo exigen disponer de una orquesta con intérpretes de gran solvencia individual que puedan asumir las altas exigencias de las diversas combinaciones de solistas. Aquí estuvo lo mejor de las dos sesiones. Il Giardino Armonico cuenta con músicos de alto nivel como los violinistas Stefano Barneschi, Marco Bianchi y Liana Mosca, el clavecinista Riccardo Doni y el propio Antonini en la flauta, que dieron siempre la talla.

En lo referente al criterio interpretativo el Bach que Antonini propone a su Giardino es un Bach a la moda actual: muy contrastado de tempi y de dinámica, con pianissimi súbitos, frenazos, acelerones y grandes énfasis en el ataque de frases. Un Bach fiestero con mucho swing, mucha marcha, muy coloreado y muy despendolado, en los antípodas del Bach tradicional circunspecto, severo y con pinta de inspector de Hacienda dispéptico. Es lo que se lleva.

La calidad de la interpretación fue de menos a más. Si el primer concierto del primer día sonó desequilibrado y allí solo se escuchaban trompas que ocupaban todo el espacio sonoro y el conjunto aparecía incómodo y falto de ajuste fino, en los conciertos de la segunda sesión se alcanzó el grado de excelencia esperado de un conjunto del prestigio de Il Giardino Armonico.

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