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Días de diversión

Triunfo sin ningún criterio

João Moura, en un lance con su segundo toro en la corrida
João Moura, en un lance con su segundo toro en la corridaL. RICO

Días de fiesta y de alegría. Paseíllo a los toros, unas canciones, algo que pase en el ruedo y que siga la fiesta. La cuestión es disfrutar, que ya nos da la manida crisis demasiados disgustos como para vivir enfadados los cuatro días de verbenas que tiene el año. Así, que si por el precio de la entrada se pueden pedir las orejas que se quieran para que nos vamos a reprimir. Alguno debió pensar que se las den todas, porque total para lo que le van a servir ya las orejas al toro después de muerto…

Los rejones son uno de los mejores tirones en taquilla en los últimos años y ayer los gasteiztarras volvieron a responder al anuncio de Hermoso de Mendoza. La mejor entrada de la feria y multitud de cuadrillas de blusas en la zona alta de los tendidos; las localidades más baratas estuvieron casi llenas, lo que es de agradecer en la plaza de Vitoria. Y la consecuencia más positiva es que muchos de los asistentes volverán el año que viene, porque aplaudieron de lo lindo y se lo pasaron en grande.

Ficha

BOHÓRQUEZ / HERMOSO, GALÁN Y MOURA

Seis toros de Fermín Bohórquez, desiguales de presentación, mansos y deslucidos; excesivamente desmochados. Hermoso de Mendoza, tres pinchazos, rejón trasero y descabello (palmas) y rejón contrario atravesado (dos orejas). Sergio Galán, dos pinchazos y rejón casi entero (silencio) y rejonazo (dos orejas). Joao Moura, rejón contrario, pinchazo y rejón contrario (silencio) y rejón trasero y contrario (dos orejas).

Plaza de Vitoria. 7 de agosto de 2012. Dos tercios de entrada. Tercera de la Feria de La Virgen Blanca.

No es que hubiera rejoneo bueno en el ruedo, pero la gente se divirtió, sobre todo en la segunda mitad del festejo, después de la merienda, precisamente cuando los toros fueron menos colaboradores, pero mataron rápido que no bien y eso ya es suficiente para abrir la puerta grande.

Hermoso de Mendoza volvió a triunfar un año más en Vitoria. Lo más interesante lo hizo en el cuarto a lomos de Ícaro, un caballo que derrochó torería con el hocico entre los cuernos en los mismos medios de la plaza. Le permitió a Pablo Hermoso clavar con suavidad y pegar dos muletazos con el cuerpo del equino de mucho mérito. Ya Garibaldi había calentado con sus piruetas al respetable y para cuando el estellés cogió el rejón el público ya estaba entregado.

Lo cierto es que mató mal, rejonazo contrario y atravesado, pero el toro cayó rápido y el ambiente se calentó de tal manera que el presidente no fue capaz de negar la segunda oreja, incuso hubo petición de rabo.

Ver para creer, una labor discreta y una meritoria, pero no brillante significaron una puerta grande.

Los tres rejoneadores salieron a hombros de la plaza

Es la realidad de que en el rejoneo actual, el mejor de toda la historia, pero en el que vale todo para triunfar. El público acude en masa y apenas hay afición por lo que no hay ningún criterio a la hora de pedir trofeos. Todo vale, lo bueno y lo malo. Los rejoneadores pasan media tarde brindando al público cada banderilla y la otra media bailando lejos del toro. El poquito tiempo que están en la cara del toro lo hacen muy bien, mejor que nunca, aunque con demasiados trompicones de unos excesivamente recortados astados que topan impotentes en la grupa de los caballos.

Sergio Galán estuvo discreto en sus dos toros, queriendo pero sin brillo. En el quinto, en el que cortó las dos orejas, se desesperó ante un manso rajado al que persiguió y con el que no pudo lucir ni montando a Apolo, su caballo estrella. Mató rápido y bien y puerta grande. Por si alguien tenía duda de pedir las orejas, tras rodar el toro hizo un pataleo de satisfacción con el que todo el mundo pensó que estaba feliz. Así que a sacar los pañuelos.

João Moura sigue progresando, pero su espectáculo se basa más en hacer gala de sus caballos lejos del toro que en las cercanías. Recibió numerosos empellones cuando trató de templar las carreras. En el sexto ya no hubo otra posibilidad que el triunfo. Con los blusas jaleando todo y el público entregado a la fiesta, bastó un rejón tan mal colocado como rápido para coger dos nuevas orejas y salir en hombros junto a sus compañeros y el mayoral de la ganadería.

Una vez metidos en harina, mejor salir todos en la foto; así que se fueron a buscar al mayoral de Fermín Bohórquez para convertir en éxito un encierro manso y deslucido, en el que solamente el primer toro estuvo a un buen nivel y el resto manseó con la única virtud de no ser excesivamente incómodos.

Hermoso de Mendoza ha llevado el rejoneo a la máxima expresión, pero ahora el éxtasis es tal, que todo vale como bueno y ayer en Vitoria hubo mucha paja y poco grano a pesar de que los tres caballeros salieran en hombros.

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