Sola en muchos frentes

Cuando Regina Plañiol accedió al Gobierno regional en junio del año pasado, muchos vieron una victoria del vicepresidente Ignacio González sobre su eterno rival Francisco Granados. El número dos de Esperanza Aguirre había conseguido colocar a una persona de su máxima confianza en un puesto clave como es la Consejería de Presidencia y Justicia. El paso del tiempo y los diferentes problemas a los que se ha enfrentado en este año intenso (algunos de ellos auténticos codazos internos) han hecho que Plañiol se haya alejado de familias políticas.

La consejera tiene una amplia experiencia en el Ejecutivo regional, tras ser viceconsejera durante ocho años en Familia y Asuntos Sociales. Llegaba, eso sí, a un departamento del que conocía poco y que encerraba un regalo envenenado, como es la gestión de todos los funcionarios públicos bajo la bandera de la Comunidad de Madrid.

Dedicó los primeros cien días a visitar las sedes de sus departamentos y a ponerse al día. Pero desde el primer momento se ha encontrado con frentes que no ha logrado cerrar. Uno de ellos se encuentra en el departamento de bomberos, con una lucha abierta por la supuesta falta de personal. Eso ha llevado a un encierro esta semana en el parque de Las Rozas. Las posturas están muy enfrentadas y no se vislumbra un final sencillo. “En estos tiempos de crisis tenemos que controlar mucho más el dinero público. Es como si la Comunidad de Madrid comprara cuatro ordenadores y solo le entregaran tres. No se consentiría”, repite con asiduidad Plañiol.

Otro de los problemas que ha sufrido desde el minuto cero de su llegada a la consejería ha sido el turno de oficio. La factura de más de 30 millones de euros al años es un lastre muy pesado para un Gobierno regional presa de los recortes. Por eso, Plañiol ha exigido medidas de fiscalización de los procesos para evitar posibles fraudes. Eso, unido a la rebaja del 20% en las tarifas, ha motivado otra guerra, esta vez con los abogados de la justicia gratuita. Algunos colectivos han pedido a su afiliados que renuncien a las guardias en octubre y noviembre, ya que, según su versión, no llegan ni a cubrir gastos.

Una conversación con Plañiol revela que viene de la empresa privada. Ha sido responsable de Recursos Humanos en varias compañías, además de ocupar puestos directivos en firmas como el BBVA o Metro de Madrid. Ese estilo de gestión lo ha querido llevar a la Administración regional. Una de sus medidas que causó más polémica y recelo fue la decisión de que los 7.000 funcionarios de Justicia tuvieran que fichar. Hasta ahora, no existía ningún tipo de control y nadie estaba pendiente de si cumplían o no sus horarios. Esta situación acabó con el nuevo sistema informático instalado en los ordenadores de los empleados públicos.

Otro regalo envenenado fue un enorme solar de Valdebebas, en el que se debería haber levantado la Ciudad de la Justicia. Los altos precios y la caída de los ingresos hacían inviable el proyecto original, por lo que ahora la Comunidad apuesta por un modelo mucho más austero. Hasta ahora su departamento está haciendo cuentas, mirando uno a uno los euros que costaría la operación y si se podría asumir. La decisión, dentro de unos meses.

Uno de los rasgos de Plañiol es su perseverancia y la capacidad de trabajar sobre un tema todo lo que sea necesario. Tampoco se arredra ante las situaciones difíciles. Una de las peores le tocó vivirla hace 10 días, durante la celebración de las bodas de plata de la Academia Regional de Policía. El acto de los 25 años debía haberlo presidido Esperanza Aguirre, pero no se atrevió a enfrentarse a un centenar de trabajadores públicos que la esperaban para abuchearla. La presidenta abandonó el acto y se marchó al funeral de Gregorio Peces Barba. La que tuvo que aguantar el tipo fue Plañiol, que soportó bastantes improperios. “Lo que más la ha indignado es que los manifestantes no respetaran ni el himno nacional ni el homenaje a los caídos”, señalan sus colaboradores.

La situación dentro del Gobierno regional, que parece estable desde fuera, no es tan ideal. Algunos están intentando laminar el puesto de Plañiol y desplazarla de una consejería que, pese a estar cargada de temas difíciles, da vistosidad a sus titulares. “Veremos si llega al debate del estado de la región, en septiembre”, decía el otro día un colaborador en un acto. El que intente desplazarla debe tener una idea clara: su oponente, la actual consejera, no se lo va a poner fácil. Es muy hábil al encarar los problemas. Además, cuenta con el apoyo de Aguirre, que la ha felicitado más de una vez en público.