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Abeleira traduce al gallego la poesía visionaria de Rimbaud

“Se trata de una de las obras más influyentes de la historia de la literatura”, no duda en afirmar el traductor

Portada de Iluminacións.
Portada de Iluminacións.

Fue Vicente Risco el primero que se atrevió a verter al gallego un poema de Rimbaud. Concretamente, el pórtico de Iluminacións. Después se enfrentó a él Manuel Antonio, cuya vida y leyenda parecen, por momentos, una sombra de la del poeta francés. El académico Xosé Luís Axeitos acaba de rescatar la lista de textos rimbauldianos que el autor de De catro a catro pensaba traducir. Lois Tobío, Perfecto Andrade o Xesús González Gómez también entraron en esa jungla visionaria y descarnada, inaudita y terrible, que Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 - Marsella, 1891) escribió entre los 16 y los 20 años. Pero sólo ahora un libro completo y exento llega a las librerías: Iluminacións, según la versión gallega del poeta Xoán Abeleira (Maracay, Venezuela, 1963).

“Se trata de una de las obras más influyentes de la historia de la literatura”, no duda en afirmar el traductor, “la que inventa el poema en prosa y la que contiene los primeros poemas en verso libre”. Y, sin embargo, las radicales innovaciones formales que incorporó Rimbaud a la literatura occidental no fueron lo decisivo en la elección de Abeleira. “Lo que más me interesa es su concepción del poeta y de la poesía”, explica, “como alguien que se construye a sí mismo para devenir en vidente y que replantea el tema de la inspiración”. Ya no más musas revoloteando: la poesía se encuentra dentro de quien escribe, funciona como autoconocimiento y “descubridora de misterios”. “A eso alude su célebre frase ‘Eu é outro’, precisamente”, recuerda. Esta dinámica del extrañamiento rompe con el romanticismo entonces dominante en Francia, arma el poema como objeto y funda una dinastía que se detiene, mapea Abeleira, en Mallarmé, Valente “o incluso Novoneyra”.

Une saison en enfer \[Una temporada en el infierno\] y Iluminacións —compuestos entre 1873 y 1875— sirven, además, de piedras basales para la vanguardia más productiva del siglo XX, el surrealismo. No por casualidad, Arthur Rimbaud figuraba en el altar laico del patriarca del ismo, André Breton. “Cuando los surrealistas unen aquello de ‘cambiar la vida’ de Rimbaud y el ‘transformar el mundo’ de Marx actualizan al poeta”, asegura el traductor, “porque a partir de Rimbaud, el poeta se transforma a sí mismo mediante la poesía para transformar el mundo”.

Y ese impulso llega, mal que bien, a las letras gallegas hoy. En Olga Novo, Chus Pato o François Davo detecta su huella Xoán Abeleira. “Lo cierto, de todas maneras, es que no existe poeta en el mundo que no haya leído, para bien o para mal, a Rimbaud”. Aunque eso no garantiza nada porque, aduce, “la poesía joven que conozco está muy alejada del concepto rimbauldiano de poema y de poesía; esta no puede ser un fin, lo importante es el proceso anímico y espiritual de escribir, esclarecer la mente”. Por las puertas que Rimbaud echó abajo en el siglo XIX, justo antes de emigrar al Cuerno de África y, entre otros asuntos, dedicarse al tráfico de armas, transitó el traductor Abeleira hace ya 30 años. El resultado, presentado ayer en la Feira do Libro da Coruña, lo publica la colección autogestionada de poesía Banfile.

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