“Bajaban por la montaña con cara de pánico y ensangrentados”
Los atrapados en Portbou huyeron por los acantilados Muchos afectados fueron desviados a la N-260 por el corte de la AP-7
“Bajaban por la montaña ensangrentados y con cara de pánico”, ha explicado por teléfono Ángel Egea, uno de los habitantes de Portbou que el domingo observó estupefacto la llegada de decenas de personas a pie por la montaña. Unos 50 coches habían quedado atrapados en la N-260 poco antes, en un virulento fuego que empezó sobre las 19.30 en las abruptas montañas que rodean la última localidad de la Costa Brava antes de llegar a Francia.
Atrapados entre las llamas y los acantilados, unas 200 personas huyeron despavoridas de sus coches y bajaron campo a través hacia el mar en un espacio lleno de grandes piedras y matorrales. Una familia de nacionalidad francesa, sin embargo, se despistó y acabó en un acantilado. El padre, de 60 años, y una de sus hijas, de 15, murieron ahogados al saltar al agua y tras sufrir fracturas y contusiones durante la caída. Con ellos iba la madre, que sufrió un golpe en la espalda, y dos hijos más, que “resultaron ilesos”, explicó el alcalde de la localidad, Josep Lluis Salas. El resto de los ocupantes de los vehículos, muchos franceses, fueron trasladados al centro cívico, donde se habilitó un espacio para atenderles. “Están muy asustados”, ha explicado el alcalde. “Muchos bajaron a toda prisa la montaña, muy agreste, en chancletas”, ha agregado.
En el incidente, más de una decena de personas resultaron heridas, dos muy graves, entre ellas una niña de ocho años. Otras cinco personas se encuentran en estado grave, ha explicado el consejero del Interior de la Generalitat, Felip Puig.
“Han avisado desde el puerto para que la gente saliese con las barcas a buscar a los que esperaban en las rocas”, relató Egea. El fuego comenzó al lado de una gasolinera y los vecinos temieron que pudiese provocar una explosión.
El incendio de Portbou prendió a las 19.30 por causas desconocidas, y en unas tres horas entró en fase de control tras quemar unas 50 hectáreas. El fuerte viento y lo abrupto del terreno hicieron que las llamas envolvieran rápidamente la carretera N-260, que en su último tramo discurre entre Portbou y la frontera en lo alto de acantilados sobre el mar Mediterráneo. Por ella, en un golpe de mala fortuna, transitaban decenas de vehículos que habían sido desviados hacia allí por el corte de las vías principales —la AP-7 y la N-II— por el fuego que ardía en La Jonquera. La primera de las vías se reabrió a las 6.30 de la madrugada en sentido norte.
En Portbou, con el pueblo entero movilizado, se vivieron escenas de pánico. “Esto impresiona. Está llegando la gente aquí, al puerto. Es brutal”, explicó Samuel, trabajador del restaurante Passatge. “Tenemos un centro de salud pequeñito y aquí hay ocho ambulancias, Guardia Civil, Bomberos, Mossos...”.
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