Ence intentará “convencer a todos” para seguir en la ría
Satisfacción en la pastera por la reforma legal que le permite evitar el traslado
Desde que el pasado diciembre Ence renunció a los equilibrismos dialécticos y declaró sin ambages que o se permite que la fábrica de celulosas de Pontevedra siga donde está o echarán el cierre, la compañía ha redoblado su campaña para convencer a la población de que su presencia junto a la ría es útil, beneficiosa e inocua. Como el agua, Ence pretende que su planta sea inodora e incolora, según dejaron entrever ayer las palabras del director de la planta, Antonio Casal. Según las previsiones del directivo, el olor desaparecerá en 2014, a lo que se sumará una progresiva “eliminación del impacto visual” apreciable con la desaparición de las humaredas de sus chimeneas y las mejoras arquitectónicas para la integración en el entorno. Todo con el objeto de “convencer a todo el mundo” de que la permanencia “es buena para Pontevedra, su comarca y Galicia”.
El anuncio formó parte de la rueda de prensa en la que la pastera presentó sus resultados ambientales, que denotan que, en efecto, la planta ha reducido sus niveles de polución en los últimos años, una mejora “excelente” según Casal, con una reducción que cifró en el 75% desde 2011 de los “episodios presuntamente causantes del olor”. Pero la comparecencia de ayer causaba expectación porque llegaba después de que el Gobierno estatal confirmase que el anteproyecto de reforma de la Ley de Costas contempla la extensión de las concesiones en dominio público, lo que puede hacer saltar por los aires el límite de 2018 que fijaba la norma cuando se aprobó hace 24 años. El director trató de ser cauto al respecto, pero se mostró satisfecho. “El momento de valorarlo será cuando tengamos el texto definitivo. No obstante esto, hay ciertas cosas interesantes, sobre todo en la exposición de motivos, donde se indica que el objetivo de la ley es hacer compatible el desarrollo económico y el ambiental. Ciertamente, eso no puede estar más en línea con nuestros objetivos y nuestra propia estrategia, basada en la sostenibilidad social, ambiental y económica. Confluye con la estrategia desde un punto de vista filosófico”, reflexionó.
A pesar de las posibilidades de este nuevo resquicio legal, la Xunta, responsable del informe determinante, se ha mantenido nominalmente firme en su compromiso de que 2018 es la fecha tope para la salida de la factoría. Pide a la empresa propuestas de traslado, la compañía las ignora y así pasa el tiempo. El inmovilismo terminó desesperando al ahora diputado en el Congreso Telmo Martín, artífice de que los populares se pasasen al bando de los opositores a la planta, que salió escaldado de su etapa como portavoz del PP local. Tras tratar de negociar ubicaciones alternativas, acabó estallando en acusaciones de prepotencia a la empresa, a la que reprochó tomar por tontos a los pontevedreses, y prometiendo “luchar” como parlamentario para que la concesión no se extendiese. Respecto a los contactos actuales con la Xunta después de los cruces de declaraciones, Casal no quiso dar muchos detalles. “Tenemos contactos con todas las Administraciones como cualquier empresa de nuestro tamaño y relevancia. Presentamos proyectos, les contamos lo que queremos hacer y les enviamos información y ellos ejercen labores de control”, despejó.
En el otro extremo se encuentra la Asociación pola Defensa da Ría, que en su pelea contra la fábrica ha tenido que sortear querellas de la empresa, que la acusaba de calumnias. Ayer mostró en un comunicado su “preocupación” porque Ence pueda ver extendida su concesión otros 75 años, por lo que ha pedido una reunión con el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.