El PSC rechaza el concierto económico de Mas por quedar fuera del Estatuto
Pere Navarro, líder de los socialistas, pide una reunión con Artur Mas para desencallar el pacto fiscal Jaume Collboni avisa que el PSC solo apoyará un pacto fiscal que sea “viable”.
Pere Navarro, primer secretario de los socialistas catalanes, se resistió el jueves a dar un primer diagnóstico sobre la propuesta del presidente de la Generalitat, Artur Mas, sobre el pacto fiscal basado en el concierto económico y en la Hacienda única. La cúpula socialista tuvo tiempo ayer de analizar el documento y su conclusión es demoledora: dice que sus “líneas rojas” son las de un modelo con resultados “tangibles y reales” y que la propuesta del ejecutivo está condenada al fracaso por quedar fuera del Estatuto y, por tanto, a tener que levantar “la bandera de la indignación y el agravio”. El portavoz del PSC, Jaume Collboni, dijo que no participarán en ese juego.
La cuestión es que los socialistas ya sabían que el concierto es antiestatutario pero esperaban del ejecutivo voluntad negociadora en busca del consenso. El PSC remite su modelo al Estatuto, que contempla una Agencia Tributaria Catalana consorciada con la española. Es decir, quieren que las dos Administraciones compartan la llave de la caja. Y ese es el punto clave al que no piensa renunciar el Gobierno de CiU. Ni tampoco Esquerra —su líder Oriol Junqueras fue meridiano— ni Iniciativa per Catalunya.
“Queremos un modelo viable”, insistió Collboni utilizando una terminología que emplea con frecuencia el Partido Popular (PP) para defender que su esquema —dentro de la LOFCA— si que tiene, a diferencia de otros, posibilidades de prosperar en La Moncloa y el Congreso. Pero al PSC se le ponen los pelos de punta cuando se le plantea esa afinidad y que, hoy por hoy, en una votación, podría quedar en el mismo bando que el PP al oponerse al pacto fiscal. “Estamos en las antípodas”, exclamó Collboni, que recordó que los populares recogieron firmas contra el Estatuto y que lo recurrieron al Tribunal Constitucional. “¿Hace falta recordar todo eso?”. preguntó.
En esta partida de ajedrez, CiU cuenta con el apoyo de ERC e ICV —al menos en cuanto a tener la llave de la caja porque sus discrepancias en cómo luchar contra la crisis son infinitas— y necesita aliados más potentes para acudir a La Moncloa. El ejecutivo admitió que daba por hecho que el PP se aferraría a no salir de la LOFCA. La pelota, por tanto, está en el tejado de los socialistas. De entrada, Navarro ha pedido una reunión con Mas para “desencallar” la situación. El PSC cree que CiU está “secuestrada” por su discurso maximalista y que no se ha movido de posición. Sólo aprecia un ligero avance en la cuestión de la solidaridad interterritorial. Todas las reservas socialistas fueron ignoradas por Convergència cuyo secretario general, Oriol Pujol, dijo que el pacto fiscal es la última estación antes de “escenarios menos conocidos”. “Y eso”, dijo en alusión a una apuesta independentista, “el Gobierno central debe entenderlo”, informa Maiol Roger.
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