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Su majestad el dibujo

‘Acontraluz’ vindica en el Centre del Carme una disciplina a la que se da función instrumental

Una de las salas de la exposición ‘Acontraluz’, con algunos de los artistas en el centro.
Una de las salas de la exposición ‘Acontraluz’, con algunos de los artistas en el centro. JOSÉ JORDÁN

Se trata de “una vindicación del dibujo”, en palabras del comisario de la exposición Acontraluz, el vicerrector de Universidad Politécnica de Valencia, Joan Baptista Peiró, justificada “porque ha sido una disciplina abandonada a la que se ha otorgado una función instrumental”. Prefiere hablar de “vindicación” porque se pretende rehabilitar el papel del dibujo, situarlo en un plano de igualdad con la pintura y la escultura, las artes plásticas por excelencia.

Este proyecto ha sido encargado en tanto que “homenaje al dibujo como elemento esencial del arte”, destaca el director del Consorcio de Museos, Felipe Garín. Con esa idea “abarca un panorama completo de artistas emergidos y emergentes”.

“Seleccioné artistas en los que el compromiso con el dibujo es radical”, explica Peiró. También los hay que hacen otras cosas, pero en ellos “el dibujo está en plano de igualdad”.

Felipe Garín: “Es un homenaje a un elemento esencial del arte”

Es lo que hace Joan Cardells, cuando dice hacer escultura para poder seguir dibujando. Para corroborarlo, en una pared del Centre del Carme se puede ver a Cardells a través de cuatro placas de uralita dibujadas a carboncillo sobre otras tantas grandes láminas rectangulares. Son algunas de las obras destacadas en esta exposición, que ha sido inaugurada este jueves en El Carme, donde permanecerá hasta el 2 de septiembre para después continuar su camino en Alicante y Castellón.

A contraluz reúne obras de hasta seis metros de altura sobre papel, madera u otros materiales, así como dibujos animados (en el caso de Rosana Antolí) o intervenciones murales, pertenecientes a 16 artistas diferentes nacidos, residentes o vinculados a la Comunidad Valenciana.

Las técnicas y formas de trabajo son tan diversas como los artistas, ya que se pueden encontrar buenos ejemplos “tanto de las posibilidades expresivas de la línea”, en el caso de Carlos Maciá, Moisés Mahiques y Nieves Torralba, “como de los juegos de luces y sombras propios del claroscuro” —véase Carlos Domingo, Ernesto Casero y Joan Sebastián— o casos de “naturaleza híbrida” donde se alternan línea y mancha. Para ver éstos conviene fijarse en Enric Balanzá, Xisco Mensua (que trabaja sobre fotografías con un claro acento pop), Mavi Escamilla (que reinterpreta un célebre cráneo de Damien Hirst), Rafael Hernández, Pamen Pereira, Amparo Tormo (que arriesga en una gran mancha negra), Sebastián Nicolau (que construye un espectacular muro de paneles donde juega con cordeles) o Julio López, que es el más joven de la selección. “Algunos dibujos juegan con el parecido y otros con la presentación”, apunta el comisario. Y, al final, “esta muestra es también un intento de reflexionar sobre el dibujo. “.

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