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Magín Blanco: “No pedir nada es fundamental”

Más de 30 bandas rinden homenaje al exlíder de La Rosa en un disco doble

Magín Blanco, en una de las imágenes de Doutor Apertas.
Magín Blanco, en una de las imágenes de Doutor Apertas.

Así como Roberto Vidal Bolaño podría ser "nuestro Darío Fo", según reciente expresión académica, a Daniel Alonso (Boy Elliott) le preguntan qué persona importante podría representar a Magín Blanco en el mundo, como si todos fuesen gallegos, y piensa un momento en "una especie de Brian Wilson". Luego precisa por correo y descarta al líder sensible de The Beach Boys: "Lo he estado pensando un momento y se me pasó por la cabeza Peter Case (The Nerves, Plimsouls). Un gran letrista que comenzó haciendo power pop y desde hace años vuelve a las raíces americanas haciendo blues del Mississippi, aunque a veces saca la cabecita con cosas más roqueras. Un poco lo que le pasa a Magín".

El músico ferrolano es uno de los factótums del disco-homenaje a Magín Blanco, exlíder de bandas a contrapelo como Voyeur o La Rosa. A título personal, la idea partió de un admirador, José María Caamaño, que mantiene en el blog El corazón de los pájaros casi toda la producción rastreable de Magín desde que estudiaba "algo de filología" en Santiago, a finales de los setenta. Entonces tocaba la guitarra en los bares y su amigo Nancho Novo solía poner las voces.

El actor coruñés es uno de los más de 30 artistas y músicos que ahora participan en el doble disco de homenaje Doutor Apertas. Tributo a Magín Blanco. Con un plantel de voluntarios expansivo, en la frecuencia del pop y el folk autóctonos: así Uxía, Ugia Pedreira, Guadi Galego o Faltriqueira, como Cosecha Roja & Burgas Beat, Quant, Roger de Flor, The Happy Losers, Magritte o Silvia Penide. Con aportaciones como las del escritor y periodista Camilo Franco (pareja de hecho de Magín en la gira del libro Palabras contadas) y otras de cantautores esquinados, también por propia voluntad, como el madrileño Javier Bergia o el británico Nick Garrie, autor en 1969 de The Nightmare of JB Stanislas. La iniciativa se puso en marcha a finales de mayo a través de la web de micropatrocinio Verkami. En un mes, amigos y conocedores de Magín Blanco ya habían aportado lo suficiente: más de 3.000 euros, lo justo para sacar una tirada de mil discos, que ya están en fábrica. Edita Be8, subsello de Boa. Cuentan presentarlo en el Festigal (25 de julio), y lanzarlo en septiembre. "Nos llega con pagar el disco y lo que sobre para respaldar los proyectos de Magín", resume Alonso.

Una forma de agradecer al músico ourensano, entre otras cosas, haber armado más de un centenar de canciones arrimadas a lo confesional y sin excesos literarios, entre la Americana -antes de la Americana, cuando el rock como etiqueta de consumo vendía a The Fall y a Crosby, Still, Nash & Young- y el pop de inspiración británica. Quizá el homenaje más útil, teniendo en cuenta que él no acostumbra a pedir favores. A finales del verano pasado, Magín segó dos dedos en la carpintería en la que trabajaba desde los ochenta. Un accidente laboral que no significa dejar de componer. Quizá algo más, cambiando la afinación de la guitarra.

"Era llamar a Magín y quien te acababa dando ánimos era él", recuerda aquella situación su amigo Carlos Rego (Cosecha Roja). El autor de Nuevo rock americano, años 80 —y mantenedor del blog Ourenseunderground, afiche histórico de la extraña fortuna del pop y el rock en una ciudad de la que han salido bandas como Los Morta o Sugarfree—, reseña la "melancolía positiva" de Magín. Si es herencia del jipismo de primera hora, no se quedó varado: "Puede haber lluvia, sol y viento, un rollo panteísta como en El sueño del camaleón (penúltimo de los cuatro discos de La Rosa), pero es la melancolía agridulce de alguien que no para de hacer cosas. Eso de la derrota... Perder es una palabra muy devaluada".

La cuestión de la posteridad la resume Magín de un modo similar y más escueto: "Es fundamental no pedir nada, pero eso entra dentro de la actitud de cada uno". El músico homenajeado puede hablar con calidez durante mucho tiempo, pero no está interesado en los pliegues vitales del relato pop: "Siempre me costó entender esa especie de urgencia por el lado oscuro... Hasta que llegó el indie, supongo. A mí me gusta eso porque soy oscuro, pero no tanto. Esa expresión naíf es la que descubrí con Vainica Doble. Y también descubrí que me gusta mucho Arnaldo Antunes, rebuscar y ver que Sisa también está ahí; y eso sí que emparenta con el pop".

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Si la superviviente de Vainica Doble, Gloria Van Aerssen, ponía la voz en Vuela palomita, de Ela (2006), el primer disco de Magín en solitario tras una década en silencio, en Doutor Apertas recogen el testigo el sobrino de Van Aersen, Juan Matute, con el que fuera bajista de La Mode, Álvaro de Cárdenas.

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