Tras la pinacoteca oculta de Millet

“Hubo un tiempo en que Fèlix Millet quiso ser coleccionista. Y se dedicó a comprar cuadros, sobre todo de autores modernistas y noucentistes, que acumulaba en casa”, explica una persona cercana al Palau de la Música. Esa misma fuente añade que las adquisiciones del expresidente tenían más que ver con la consolidación de un estatus social que con una pasión desbordada por la pintura y la escultura.

Sea como fuere, con el tiempo llegó a reunir una colección digna de un museo: casi medio centenar de óleos y acuarelas de pintores como Ramon Casas, Isidre Nonell, Joaquim Mir, Modest Urgell, Rafael Llimona y Josep Togores, además de esculturas de Joan Rebull y Josep Clarà. Ayer, en el registro de la finca de Millet de L'Ametlla del Vallès (Vallès Oriental, Barcelona), la policía se incautó de parte de ese tesoro del arte catalán. Casi una treintena de cuadros y esculturas, según fuentes de la investigación, salieron del domicilio en furgoneta para garantizar que el expresidente del Palau haga frente, si es condenado, a la responsabilidad civil.

Solo una ínfima parte de ese patrimonio artístico había salido a la luz a raíz de las investigaciones del caso Palau. El pasado mes de marzo, el juez ordenó el embargo de los bienes conocidos de Millet para garantizar que, en caso de ser condenado, pueda hacer frente al pago de lo que corresponda por responsabilidad civil. El 2 de abril, el expresidente del Palau en persona entregó al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) dos de sus joyas más preciadas: los cuadros Retrato de la niña Sardà, de Casas, y Figura de mujer, de Isidre Nonell, valorados en unos 750.000 euros.

En el registro del Palau, en julio de 2009, los Mossos d'Esquadra hallaron la fotocopia de un contrato con la aseguradora AXA. El seguro cubría los posibles daños, hasta 2,5 millones, de “un total de 44 obras de arte: óleos, litografías y esculturas”. Así lo indica el juez Josep Maria Pijuan en el auto de entrada y registro en el que, entre otras cosas, ordena investigar si Millet sigue siendo el propietario de los cuadros y si estos, como así ha sido en parte, se encontraban en su domicilio de L'Ametlla. El juez dirigió ayer en persona el registro para conocer el “estado de conservación” de las obras y, en su caso, “acordar su embargo y depósito”.

El casi medio centenar de obras en posesión de Millet son variadas en estilo y autores. La mayoría de sus preferencias se decantan por la representación de paisajes, bodegones y retratos, firmados por autores nacidos a finales del siglo XIX o principios del siglo XX. Modernistas o coetáneos. Son pintores catalanes de primera fila, pero en la relación no figuran obras de máxima calidad. Destaca una obra de Ramon Casas (Nena), dos de Joaquim Mir (Teulades d'Andorra y Els cantaires de l'Aleixar) y dos de Rafael Llimona (entre ellas, Paisatge d'Olot). También hay entre las obras dos de Francesc Gimeno (Paisatge gris y L'Ametlla), una de Francesc Miralles (Gos entremaliat) y una de Josep de Togores (Figura de nena), autor al que Millet conocía porque había visitado la vivienda de su padre en L'Ametlla, donde había pintado un par de obras. Sin embargo, el mayor número de pinturas, tres, corresponden al autodidacta Rafael Durancamps, un pintor de naturalezas muertas y escenas costumbristas, como Congre, Dos peixos y Capea. Es de los autores más recientes, como Josep Mompou y Josep Amat, uno de los preferidos de la baronesa Carmen Thyssen.

De las 14 esculturas adquiridas por Millet, destacan tres de Joan Rebull —dos desnudos y una Cabeza de niño en bronce— y dos de Josep Clarà, ambos exponentes del noucentisme.