Termina el rastreo en Las Quemadillas sin pistas de los niños

El último rastreo tampoco ha encontrado a Ruth y José en Las Quemadillas. Los trabajos para buscar a los dos hermanos, de seis y dos años, desparecidos en Córdoba el 8 de octubre, han terminado sin éxito en la finca que los abuelos paternos poseen a las afueras de la ciudad. El padre de los pequeños, José Bretón, único procesado en el caso, acusado de la desaparición forzosa de sus hijos, volvió ayer a salir de la cárcel donde permanece prisión preventiva, para estar presente en el último rastreos. A lo largo de estas tres semanas, la policía, los técnicos y el juez instructor, José Luis Rodríguez Lainz, han descartado la presencia de los niños en esa finca de naranjales donde se perdió todo rastro de los menores.

La parcela ha obsesionado al juez y a los investigadores durante la larga investigación, que está a punto de cumplir su noveno mes. Los rastreos en zonas aledañas los días y semanas posteriores a la desaparición de Ruth y José, en graveras, pozos, alcantarillas, colectores y el río Guadalquivir, resultaron infructuosas. En sus autos, el juez sospechaba que los niños pudiesen estar en un zulo que hubiese escapado a los rastreos con perros y sensores de la policía. Pero no ha sido así. A partir de ahora, se abre un poco más la incógnita del paradero de los niños.

El abogado José María Sánchez de Puerta, que representa al padre de los niños desaparecidos, ha insistido estos meses en que si se demostraba que los pequeños no estaban en la finca pediría la libertad de su defendido, en prisión desde el 21 de octubre. El juez considera que el móvil de Bretón fue la venganza contra su esposa Ruth Ortiz. Días antes de que sus hijos desapareciesen, ella le había pedido el divorcio.