No digas que has domado al dragón
El PP hizo bandera de su eficacia contra el fuego frente a la “década negra” de los socialistas
“Si bien la sequía estival es la norma de todos los países de clima mediterráneo, en estos días se ha producido una situación extrema que solo ocurre con tanta intensidad en contadas ocasiones. Por un lado, temperaturas elevadas de más de 40 grados que coinciden con humedades relativas cercanas a las condiciones normales de zonas desérticas, del 15% al 20%, desarrollo de tormentas secas con descarga eléctrica y vientos fuertes y cambiantes. Todo ello acompañado de una vegetación ya muy seca y, por lo tanto, muy inflamable por la falta de lluvias...”. Estas explicaciones no corresponden a Serafín Castellano, consejero de Gobernación del Consell que preside el popular Alberto Fabra. Son de Luis Berenguer, consejero de Administración Pública en el Gobierno que presidía el socialista Joan Lerma, en un pleno de las Cortes Valencianas del 14 de julio de 1994.
Hay que remontarse a la semana del 4 al 10 de julio de 1994 para encontrar una catástrofe comparable a la de estos días en los montes valencianos. Durante aquella semana negra de 1994 ardieron siete veces más hectáreas que en todo el año anterior. Se registraron media docena de grandes incendios forestales simultáneos en los que hubo 13 muertos, ocho de ellos tripulantes de un avión que se estrelló en la Serra Mariola, y cinco brigadistas en Millares.
Los populares, entonces en la oposición, no se fueron por las ramas. “Si usted se cree que tiene derecho a seguir quemando nuestros montes, está usted equivocado”, le lanzó a Berenguer el portavoz del PP, Martín Quirós, que se burló de las condiciones meteorológicas. “¡Ah! Esto es cuestión del clima. Como si aquí no hubiésemos tenido nunca clima. Valiente clima, 120.000 hectáreas. Aquí el clima no había hecho nunca nada de eso”. Quirós le recriminó también: “¿Usted cree que se puede ir con ese romance?, cuando hemos estado diciéndole: ‘los incendios se apagan en enero, un bosque limpio no se quema, más vale gastar en prevención”.
Los populares han negado una y otra vez que su éxito dependa de la suerte
El quinquenio de 1990 a 1995 fue devastador en términos forestales, ya que se pasó de 56.000 hectáreas quemadas entre 1985 y 1990 a 251.000 (138.000 de ellas solo en el trágico año 1994). Ya con los populares en el poder, las cifras volvieron a normalizarse con estadísticas anuales que en ocasiones no superaban las 2.000 hectáreas carbonizadas, similares a las de la primera mitad de los ochenta. El nuevo presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, no dudó en utilizar, tanto en la campaña electoral como posteriormente, las críticas a la gestión que los Gobiernos de Lerma hicieron de los incendios (llegó a acusar a los socialistas de haber quemado los montes).
Serafín Castellano, que ya en aquellos tiempos, como consejero de Justicia y Administraciones Públicas, era responsable del dispositivo de extinción, argumentaba en agosto de 1999, tras el repunte de incendios de una cierta gravedad ese verano, que la política desarrollada por el PP había evitado “desastres ecológicos que eran frecuentes en los veranos de los Gobiernos socialistas”. El político presumía de haber domado al dragón de los incendios forestales gracias a “un buen trabajo de planificación y estrategia”.
La actitud ha sido una tónica en los populares valencianos. En febrero de 2001, el entonces consejero de Medio Ambiente, Fernando Modrego, presumía: “Ahora se están quemando menos hectáreas que nunca”. Y añadía: “No creo que sea atribuible a los ciclos o a la suerte la disparidad de resultados, la reducción tan importante en la superficie afectada... Creo que eso no es una casualidad”.
Castellano unifica en su consejería la prevención y la extinción
La euforia llegó a tal punto que Francisco Camps, ya en la presidencia de la Generalitat, se propuso desbordar las ambiciosas, e incumplidas, promesas de reforestación de su predecesor Zaplana y, en 2006, aseguraba: “Me comprometo a reforestar el cien por cien de los bosques que sufran algún tipo de degradación ambiental por incendios, erosión o cualquier otra razón”. Dos años después, insistía en “repoblar tres veces el número de hectáreas que se quemen”. Cada vez que la oposición pedía explicaciones por incendios en los montes o criticaba la falta de medios, el PP sacaba pecho. Por ejemplo, en diciembre de 2010, el portavoz adjunto popular en las Cortes Valencianas, Rafael Maluenda, calificaba de “demagógica” la actitud de los socialistas por un incendio en la Calderona. “La Comunidad Valenciana cuenta con uno de los mejores dispositivos de prevención de incendios y gracias a él se logró controlar en 24 horas el incendio de la Calderona cuando en la época socialista, en 1992, se quemaron 8.842 hectáreas”, proclamó.
Las insinuaciones de la oposición a la suerte o las condiciones meteorológicas favorables han sido invariablemente refutadas por los populares. “No ha sido suerte, no ha sido que nos hemos encomendado a nadie, ni que el tiempo ha acompañado. Los resultados son, año tras año, significativos”, alegaba el diputado Jaime Mundo el pasado diciembre en una comisión de las Cortes Valencianas en la que el propio Serafín Castellano indicaba: “No son ni casualidades ni suerte, ni de Santa Bárbara ni de San Pedro, si se me permite la expresión, sino de trabajo, de esfuerzo, de compromiso y de priorizar políticas medioambientales en el sentido más amplio de la palabra”.
Castellano presumía el pasado octubre ante el pleno del Parlamento de la unificación de competencias de prevención y extinción en su Consejería de Gobernación. “Nuestro objetivo en esta materia será tener una actuación eficaz y efectiva, como la llevada a cabo en estos últimos años, en la que se han conseguido solo 7,5 hectáreas de media por incendio, que es una de las más bajas de toda España”, dijo. Meses después, el dragón de los incendios devastadores ha vuelto para incinerar sus estadísticas, dejar carbonizadas en cuatro días decenas de miles de hectáreas y llevarse la vida del tripulante de un helicóptero que operaba en la extinción.
Petición de ir a las Cortes
El Consell ha decidido salir al paso de las iniciativas de la oposición y el titular de Gobernación, Serafín Castellano, que desde el año pasado unifica las competencias de prevención y extinción de incendios forestales, ha solicitado comparecer ante las Cortes Valencianas a petición propia. El movimiento descarta, de paso, que sea el propio presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, quien dé explicaciones ante el pleno de la Cámara sobre los incendios forestales que han devastado estos días los montes valencianos. Castellano y Fabra acompañaron ayer a los ministros de Defensa, Pedro Morenés, y de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, en su visita a la zona afectada por el fuego.
Según el portavoz del PP en funciones, Rafael Maluenda, la comparecencia del consejero puede producirse en un pleno extraordinario convocado el próximo día 12 de julio justo a continuación del que está previsto para aprobar la nueva ley de RTVV. Maluenda afirmó que la celeridad de Castellano “pone en evidencia a la oposición y demuestra que la voluntad del Gobierno valenciano es mayor que la propuesta de clara intencionalidad política presentada por la oposición y con la que sólo se pretende hacer ruido”.
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