“Sentimos que todo se desmorona a nuestro alrededor”

En el día de hoy, y de forma excepcional hablando en primera persona, veo la necesidad de transmitir un mensaje. Comunicación que deseo exteriorizar desde dos visiones: la personal y la profesional. Aunque en este caso concreto, mi visión personal anda muy a la par de mi visión profesional, esta última ayuda a ofrecer una percepción más objetiva, y la personal dedica una mirada más humana.

En la actualidad y desde Julio de 2009, trabajo en la Fundación Secretariado Gitano, en una de sus sedes situada en el barrio de La Coma.

Desde la que se está trabajando en el desarrollo de Programas de Apoyo a la Infancia, un Proyecto de Intervención Comunitaria y un Programa de Empleo y Formación que recibe la denominación de “Acceder”.

De forma continua y progresiva aumenta el número de personas que deciden participar en el mismo, desde 2009 hemos atendido a más de 750 personas, han recibido formación a través de la participación en cursos conveniados con empresas más de 200 usuari@s, conseguido más de 300 inserciones laborales.

Todo ello es muy positivo para las personas que han sido beneficiarias de algunos/os de los programas.

Observamos que con los recursos suficientes y una adecuada gestión se genera un impacto positivo en la sociedad.

No acabarían por mi parte las palabras de agradecimiento para los que de una u otra forma apoyan proyectos de tan profundo calado social.

Pero… ¿Qué ocurre a nuestro alrededor?

Nos encontramos en un proceso de trabajo en continua conexión, la labor de unos más la de otros, y así sucesivamente revierte de forma muy positiva en el proyecto de vida de muchas personas. Pero esto se desmorona.

Peligra la continuidad de proyectos sociales cuya repercusión está siendo muy favorecedora en la formación de niños/as, jóvenes,… del barrio. Como son los casos concretos de la Escuela Taller Itaca, la Guardería y el posible cierre de una asociación sin ánimo de lucro Afenmva, dedicada de forma permanente y personalizada a personas que sufren alguna enfermedad neuromuscular, con el único objetivo de mejorar su calidad de vida.

Eso no debería pasar. Por ello mi mensaje es para pedir ayuda, una llamada de atención a todos los que puedan dar algo de luz a este asunto.

Desde mi humilde posición, sintiéndome muy implicada por un lugar muy especial como es el Barrio de La Coma y muy preocupada por las personas que en el conviven, y haciendo alusión al punto de partida de este artículo.

Como profesional, detecto la necesidad de más inversión y dedicación.

Los/as niños/as tienen derecho a una infancia feliz con independencia de donde nazcan o vivan. A recibir en las primeras etapas de su vida clases de los mejores profesionales, a disfrutar de espacios de estudio y diversión adecuados, a la atención y dedicación que sean necesarias en cada caso concreto.

Los/as jóvenes a un futuro digno, conseguido eso sí, a través de su constancia y esfuerzo, lo que no será posible sin el respaldo de proyectos de formación y empleo adecuados a sus características personales y adaptados a las necesidades de los tiempos. Señalo como ejemplo en la coyuntura en la que nos encontramos de la necesidad de que los/as jóvenes aprendan un oficio, como una oportunidad real, frente a una mayor formación académica con menores posibilidades presentes de conseguir su incorporación al mercado de trabajo.

Las familias a unas condiciones de vida dignas (educación, vivienda, sanidad,…).

El barrio debe permanecer integrado por infraestructuras de gran valor histórico que le doten de un mayor prestigio, como es el Colegio Mayor Universitario La Coma.

Como persona, sólo pido una mirada, “no” quizá solo un guiño, pretendo despertar la sensibilidad de quienes lean este artículo y puedan hacer algo al respecto.

Nunca se les olvide que “todos miramos con los mismos ojos, pero no es lo mismo lo que todos vemos frente a ellos”.

María José Jiménez es la coordinadora del área de empleo de la Fundación Secretariado Gitano