La crisis se agrava para cerca del 80%

Dos sondeos difundidos en apenas 48 horas (el Sociómetro del Gobierno el pasado miércoles, el Euskobarómetro ayer) han vuelto a mostrar con la claridad de las cifras el grado en que la crisis económica está afectando a los ciudadanos. Si la primera de ambas encuestas concluía que casi cuatro de cada diez ciudadanos tienen a parados entre sus familiares, la segunda muestra que se están agravando sus efectos para un 78%. Quienes se consideran más afectados (un 39%) suben dos puntos desde la oleada del Euskobarómetro del pasado mes de noviembre, mientras otro porcentaje idéntico se siente “algo” afectado, pero suponen cuatro puntos más en un semestre.

Estos datos llegan cuando Euskadi, todavía lejos de la profundidad con que la recesión está golpeando al conjunto de España, registra desde comienzos de año un empeoramiento de sus condiciones, traducida en un aumento de Expedientes de Regulación, destrucción del empleo y caída de la industria.

Las mayores preocupaciones de los ciudadanos siguen siendo el paro y la situación económica, mientras que la violencia queda relegada, al igual que en el Sociómetro, a mínimos históricos (1%). Así las cosas, vuelve a dispararse el pesimismo mayoritario sobre la situación económica del conjunto de España, que marca un nuevo máximo histórico (89%, siete puntos más que el récord que registró ya en noviembre pasado), sin que quede casi nadie optimista (1%).

La comparativamente mejor situación de la comunidad autónoma se aprecia en que la ratio de quienes ven mal a la economía vasca es 38 puntos menor que la apreciación para la nacional. La política económica del Gabinete de Patxi López es la segunda menos valorada por los sondeados (el 53% de los entrevistados la suspende), solo por encima de la de vivienda. Y, pese a todo, una mayoría absoluta (el 52%) sigue viendo con optimismo el futuro de Euskadi en los años venideros.

El deterioro económico apunta a otro similar en lo político, con el avance (siete puntos más en el semestre) de quienes dicen estar insatisfechos con el funcionamiento del propio sistema democrático. Ya son más de tres de cada cuatro (76%). Crisis y malestar democrático “están distanciando, cada vez más, a los ciudadanos de la política”, recalcó ayer Llera, como muestran la baja valoración de los partidos de la oposición o el suspenso generalizado a la clase política.