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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

#madrid

Las corrientes de adhesión que generan las redes, entre lo sublime y lo innecesario

Guiomar del Ser

Ausente presente. La semana arrancó con el eco amargo de una muerte prematura que un astro de la música de paso por Madrid elevó a homenaje global gracias al efecto catalizador de las redes sociales. Los amigos de Nacho, el ausente, pidieron a través de Twitter que Bruce Springsteen le dedicara una de sus canciones en el Bernabéu. Lo hicieron con una etiqueta, #vaportinacho, que entre el viernes y el lunes arrastró más de 75.000 menciones. Era metafísicamente imposible que el boss se sustrajera al clamor. Ya casi no hay estrella profesional que se permita vivir al margen del rumor online, un fenómeno que en ocasiones propicia asombrosos ejercicios colectivos de humanidad.

Escaños arrojadizos. Pero no todo es ejemplar en esto del 2.0. Hay quien usa las redes para alimentar otro tipo de conductas, también humanas pero menos edificantes. Rafael Simancas, el antecesor de Tomás Gómez al frente del socialismo madrileño, publicó el martes en su cuenta de Twitter una foto de varios escaños vacíos en el Congreso de los Diputados, la cámara en la que ahora presta sus servicios a la ciudadanía. “Pleno del Congreso, 21,45h. Los escaños de UPyD vacíos. Suponemos q trabajan fuera? Ellos lo harían?”, comentaba para poner en cuestión las frecuentes críticas de este partido a las ausencias de otros diputados en los plenos. Además de algún aplauso afín, lo que levantó Simancas fue un remolino adverso en el que no volvió a entrar. No eran los puestos de UPyD en el parlamento, le replicaron de inmediato. Dos días después, Lucas Calvo, asistente del partido de Rosa Díaz, le devolvía el golpe por el mismo canal: “Llega @simancasrafael al Pleno (a eso de las 12.30), observa que todavía hay debate y no toca votar Se da media vuelta y se va”. Cosas de la alta política.

Cenicienta va en metro. La otra política, la de elegir entre males menores por el bien de la ciudadanía, desató el miércoles otra intensa corriente alrededor del metro de Madrid y su próximo horario recortado entre domingo y jueves. Una vez confirmado por la autoridad que a medianoche los andenes se quedarán vacíos esos días, el personal no tardó en evocar la campaña publicitaria que hace meses desató la ira de los usuarios, también en las redes sociales. “Más por menos”, rezaban aquellos carteles. “Les faltó poner ‘más caro por menos servicio”, resumía @A_Cas_. Pero el ruido aún llegó más lejos el viernes con la detención, a escala de peligroso narcotraficante, de seis acusados del sabotaje contra el tarifazo. Golpes de efecto suelen llamar a estas cosas.

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Sobre la firma

Guiomar del Ser
Es redactora jefa de Producto Editorial y del LAB, el área que se dedica a explorar y aplicar mejoras en la forma de contar historias en la web de EL PAÍS. Lleva enredada en lo digital desde que los periódicos empezaron a navegarse, aunque también se maneja (y desayuna) con la versión impresa. Se entretiene arreglando cosas, también en la redacción

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