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El PP se queda solo pidiendo la dimisión del ‘síndic de greuges’

Los conservadores acusan a Ribó de dedicarse más a la actividad internacional que a velar por los intereses de los catalanes

Àngels Piñol
Rafael Ribó.
Rafael Ribó. CARLES RIBAS

El Partido Popular de Cataluña (PP) se ha quedado solo esta tarde en el Parlament de Cataluña pidiendo la dimisión del síndic de greuges, Rafael Ribó, por los 40 viajes que ha realizado en los dos últimos años en su calidad de ombudsman europeo y como representante de la institución que preside. La comparecencia se ha celebrado a petición del propio Ribó y ha culminado en un cruce de tensas acusaciones entre este y todos los grupos en contra del portavoz popular, Enric Millo (sustituía en la comisión a Dolors Montserrat, que está enferma), quien le ha acusado de “perder los papeles” y dedicarse más a la actividad internacional que a velar por los intereses de los ciudadanos catalanes.

Todos los partidos, salvo el PP, han salido a defender a Rafael Ribó después de que este acusara al diario El Mundo, que reveló la noticia, de interpretar su actividad institucional con datos “falsos y erróneos”. El síndico ha agradecido el apoyo del presidente catalán, Artur Mas, y de todos los presidentes de grupo con los que ha mantenido reuniones, salvo la popular Alicia Sánchez-Camacho. En su intervención, ha explicado que ha comparecido en comisión 11 veces los dos últimos años y que sus viajes no han sido para “poner la toalla en la playa y tomar un daiquiri". Y ha abrumado a los diputados leyendo la agenda de cualquiera de esos días, llena de actos y entrevistas. Según sus cálculos, esa actividad le permitió en 2010 tomarse solo ocho días de vacaciones, y en 2011, solo dos. No aclaró el coste de los viajes, pero, según CiU, se sitúa en 41.000 euros en 2010 y 44.000 en 2011.

El discurso de Ribó ha sido aplaudido inicialmente por la socialista Marina Geli, quien ha recordado lo mucho que la ha costado a la democracia conquistar la institución. Su postura ha sido diametralmente opuesta a la de Millo, que ha reprochado a Ribó que haya dado la vuelta al mundo, “por su falta de ética”. “Usted ha sido como Willy Fog dando la vuelta al mundo. No dé lecciones de austeridad. Usted viaja en avión, no en coche oficial”, le ha espetado. Millo no ha cuestionado a Ribó su participación en instituciones europeas e internacionales, pero sí el dinero y sobre todo el tiempo gastado. “¿Es necesario hacer 50 viajes en dos años?”, se ha interrogado.

Los partidos pequeños de izquierda han mantenido una tesis similar: que todo responde a una ofensiva recentralizadora del Estado. El ecosocialista Salvador Milà han querido convertir a Ribó en el Dívar particular de Cataluña y la republicana Violant Mascaró ha recordado los numerosos viajes de la defensora del pueblo, Maria Luisa Caba de Llano. “El PP se ha cargado ya al síndico de Castilla-La Mancha y no permitiremos que eso ocurra en Cataluña”, ha afirmado Toni Strubell, de Solidaritat.

Convergència i Unió (CiU) se ha alineado por completo con el síndico, aunque ha tachado la comparecencia de “innecesaria” alegando que los políticos no pueden moverse “a golpe de titular”. El convergente Ferran Falcó ha instado a Ribó a repetir como ombudsman europeo en noviembre, cuando se le agota el mandato, y ha expresado su sorpresa al señalar que hace mes y medio el PP salió en defensa de Ribó a diferencia de CiU. “Nos hemos peleado por usted, pero aun así preferimos esta institución a la del Defensor del Pueblo, que persigue las leyes de Cataluña”, ha afirmado.

Pero le ha hecho un ruego: “Tiene que vigilar porque ahora se cuestiona todo el Estado de las Autonomías y usted no tiene bula papal”. Cuando ya concluía la sesión, Ribó ha mostrado sus dudas sobre que a la diputada Dolors Montserrat le fuera a gustar el tono de la sesión. Y Millo ha replicado que la estaba siguiendo desde su casa, enferma. “Aún no ha dicho cuánto dinero se ha gastado”, ha lamentado. Y Ribó le ha invitado a subir el tono y la calidad de las intervenciones en la sede parlamentaria.

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