“Es una morosa de manual”
Una veintena de proveedores se movilizan contra NCG por el impago de 286.000 euros en una obra de Celanova
Cada día, cinco personas pierden su casa en Galicia por no poder hacer frente al pago de la hipoteca. Desde 2007 los desahucios han aumentado un 185%. Novagalicia Banco ha ejecutado buena parte de esos desalojos por impago mientras mantiene deudas con proveedores de la construcción. En Celanova, una veintena de trabajadores y empresarios claman desde hace meses contra una oficina de Novagalicia Banco. La entidad les adeuda 286.000 euros que, afirman, “no les puede pagar porque no tiene dinero” de una obra en la que ejerce como promotora. La entrada de las extintas cajas de ahorro en el negocio inmobiliario se ha convertido en un lastre para las cuentas del banco. Y para pequeñas empresas de la construcción.
Caixa Galicia se hizo cargo de una obra de 20 viviendas en esta localidad ourensana tras la paralización del proyecto. Para concretar los detalles, citó a todos los proveedores a una reunión en la oficina de la entidad. Y fructificó el acuerdo. Se convirtió en promotora, acordó el pago de los servicios prestados una vez certificadas las obras y saldó las deudas que la primera promotora mantenía con los suministradores de ventanas, yeso o aluminio. Incluso gestionó la obtención de la licencia de primera ocupación y la promoción de los pisos. A través de sus trabajadores apoderados, ofertaba la compra directamente desde la oficina.
Pero el crash del ladrillo ha puesto a la banca contra la pared. Novagalicia no puede asumir la deuda y propone retrasar el pago hasta la venta de los pisos. Pero nadie compra. De las 20 viviendas del edificio solo hay “tres o cuatro vendidas”, según el portavoz de los afectados, y la pescadilla se muerde la cola. No hay ventas, luego no hay dinero.
Los empresarios se sienten estafados por duplicado porque pagaron impuestos por servicios nunca cobrados. Emitieron facturas que tributaron el 18% de IVA, pero que la entidad sigue sin abonarles. Novagalicia incluso aplicaba las retenciones de los pagos que sí formalizó tras la negociación con el director de la oficina y un interventor, ambos con poderes de representación. Ahora, con los pagos pendientes, les derivan al jefe de zona. Desde NCG se asegura que pagarán, pero los empresarios insisten en que les proponen “condiciones inasumibles y ciertamente leoninas” y aseguran que la entidad es una “morosa de manual”. Ya miran hacia José María Castellano. Quieren cobrar y están dispuestos “a llegar a donde haga falta”.
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