Ópera moderna con mayúscula

Geblendet (Cegado) es un espectáculo lírico coproducido por operadhoy, la Biennale di Venezia y Musik der Jahrhunderte Sttugart. Ayer se presentó en el teatro de la Zarzuela clausurando el ciclo contemporáneo que dirige con singular osadía Xavier Güell. Con muy pocos elementos puestos en juego, Geblendet es rotundamente fiel a las esencias del género lírico y a su proyección actual. Consta de cuatro cuadros compuestos entre 2009 y 2011 por el alemán Michael Beil, el suizo Mischa Käser, el español Manuel Hidalgo y el italiano Filippo Perocco, todos ellos a partir de historias de Thomas Bernhardt, con alguna pincelada de James Joyce.

A modo de intermedio, el cuarteto Sonar interpreta Seis bagatelas, opus 9, de Anton Webern, piezas que aun siendo de 1913 encajan a las mil maravillas con la propuesta musical de modernidad del trabajo lírico colectivo. El cuarteto es la base instrumental de toda la velada. El peso teatral en escena lo mantienen el contratenor Daniel Gloger, el actor Christian Brückner y la voz blanca del niño Vincent Frisch. Los elementos escenográficos son sencillos: un marco, un banco, una mesa, un balón. Con todo ello, bien usado por el director escénico Thierry Bruehl, y el valor específico a niveles irónicos y existenciales de los textos, lo que sale a flote es un espectáculo sencillamente genial que demuestra que la ópera de nuestro tiempo resiste todas las embestidas que tratan de arrinconarla siendo capaz de dar respuesta a las inquietudes plásticas e intelectuales de hoy en día.