Laureano Oubiña quedará libre el 17 de julio como acordó el Supremo
El fiscal no ve riesgo de fuga para prorrogar su prisión pese a sus juicios pendientes
El calendario penitenciario del narcotraficante Laureano Oubiña se cumplirá sin cambios. La Fiscalía Antidroga de la Audiencia Nacional ha despejado por fin el interrogante que había sobre si el famoso traficante de hachís iba a continuar o no en la cárcel esperando las sentencias de los dos juicios por blanqueo que arrancan el próximo 2 de julio en Madrid y en los que se enfrenta a 14 años de prisión. Tal y como estaba previsto, el reo saldrá en libertad el 17 de julio, al día siguiente de comenzar la segunda de las vistas de las dos antiguas causas que tiene pendientes con la justicia, y ya podrá asistir en calidad de acusado pero sin esposas ni custodia policial.
La excarcelación se produce después de una más que accidentada libertad condicional, acordada ya en diciembre, pero que no pudo disfrutar por el hallazgo de un teléfono móvil en su celda de la prisión de Dueñas, en Palencia, donde ha pasado los últimos cinco años. Un asunto que depende de Instituciones Penitenciarias y que le costó la suspensión de los permisos que venía disfrutando.
El propio fiscal jefe de la Fiscalía Antidroga de la Audiencia Nacional despejó las dudas y confirmó que el licenciamiento de las tres condenas por tráfico de hachís de Oubiña se producirá sin ninguna variación y en cumplimiento de la sentencia en firme del Supremo del pasado año. José Ramón Noreña descartó solicitar medidas cautelares a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que juzgará al narcotraficante porque no existe ningún indicio grave de que Oubiña esté preparando su fuga para antes de que se dicten ambas sentencias. “No existe ningún impedimento legal que justifique una prórroga de la prisión porque para tomar una decisión así no podemos basarnos en meras suposiciones sino en pruebas”, señaló el responsable de la Fiscalía Antidroga.
“Podemos fallar, si a ese señor se le da por cometer una locura”, admite el fiscal
“No hay ninguna política contra él”
La Fiscalía Antidroga ha negado que exista una estrategia judicial contra Laureano Oubiña para retrasar su excarcelación, saliendo al paso de algunas acusaciones que relacionan las fechas de los juicios con un claro intento de impedir el licenciamiento del narcotraficante en julio. “No hay ninguna política contra este señor”, afirmó José Ramón Noreña. “La justicia tiene sus tiempos, sus garantías y sus recursos y niego tajantemente cualquier otro argumento que no sean los estrictamente legales”, añadió el fiscal jefe.
De hecho, en la decisión de la Fiscalía para no pedir medidas cautelares contra Oubiña antes de que asista como acusado a los dos juicios por blanqueo también ha pesado la lentitud de la justicia al tratarse de dos procesos que se incoaron hace más de 10 años. Noreña admite que son asuntos muy antiguos y que hubo demoras en su tramitación por eso se tendrán en cuenta las dilaciones indebidas en las conclusiones definitivas que se eleven ante el tribunal. “Es evidente que no se tiene la certeza de que vaya a ser condenado para prorrogarle la prisión”, alegó.
El 2 de julio, Oubiña se sentará en el banquillo en calidad de preso, acusado de blanquear “un elevado patrimonio” junto a su actual novia, la italiana Tiziana Cardarelli, su primo José Piñeiro Nogueira y el constructor de la familia, Amancio Costa Álvarez. El fiscal acusa a Oubiña de haber realizado un tráfico mercantil de al menos 4.591.144,23 euros a partir de 2001 y que utilizó al resto de los acusados como testaferros. Relata que le daba a su novia instrucciones que cómo manejar el dinero y hacer los ingresos en efectivo “en cantidades discretas” y pide ocho años de cárcel para él, cinco para su compañera y 13 millones de multa para cada uno.
En el juicio previsto para el 16 de julio, el fiscal pide para Oubiña seis años de prisión y cinco para su presunto testaferro e hijastro David Pérez Lago, por la construcción de un chalé en Vilagarcía, una finca en Sanxenxo y por el movimiento de divisas. Las multas para los procesados se sitúan entre el triple y el doble del dinero que se acredite en el juicio como blanqueado. También están acusados dos abogados de Madrid, Jesús Madalena López y Javier Verdes de la Riva, junto al contable del bufete, Octavio Casanova, por crear las sociedades de pantalla para blanquear.
Noreña considera que aunque hay antecedentes de fuga y una posibilidad de que pueda repetir el mismo comportamiento “no quiere decir que vaya a hacerlo en esta ocasión”, dijo. “Para decretar medidas preventivas hay que basarse en algo más que en pensamientos, meras sospechas o suposiciones; tenemos que evaluar todas las circunstancias y podemos equivocarnos si a este señor se le da por cometer una locura”, subrayó el fiscal.
“La sociedad tiene que comprender que las decisiones de los jueces y los fiscales están sujetas a una legislación que hay que cumplir y que al igual que han salido otros narcos de la cárcel, como Manuel Charlín o José Ramón Prado Bugallo, por delitos más graves como es el tráfico de cocaína, por citar algunos casos, Oubiña también ha cumplido sus penas y también tendrá que hacerlo algún día”, explicó el fiscal.
En los 11 años que ha permanecido entre rejas, la famosa fuga de Oubiña a Grecia ha pesado como una losa para que no se le concediera ningún permiso excepto unas horas para asistir esposado al entierro de su mujer Esther Lago, fallecida en accidente de tráfico en marzo de 2001.
En octubre de 1999, a punto de salir la sentencia de su segundo juicio tras la Operación Nécora, Vigilancia Aduanera apresaba el buque Regina Maris con 12 toneladas de hachís. Cuando fueron a detenerlo, Oubiña ya se había fugado, dejando atrás a su mujer y a su hijastro David Pérez Lago, también imputados, y emprendiendo un periplo por Europa que le llevaría hasta Grecia donde fue detenido un año después.
El mediático preso vio frustrados sus planes de excarcelación que le iban a convertir hace seis meses en el primer narcotraficante en desempeñar servicios de asistencia a drogodependientes como terapia de arrepentimiento y toma de conciencia del daño que había causado a la sociedad. Pero un incidente carcelario retrasó su salida hasta agotar la fecha en la que la Justicia sentenció que había cumplido sus tres condenas por tráfico de hachís.
Según el expediente disciplinario abierto por falta grave, a Oubiña se le confiscó un móvil desde el que habló con sus familiares. Negó que fuera de él y acusó a un preso de su mismo módulo, de nacionalidad árabe, de haberle dejado el teléfono en su celda para que le castigaran por ello. El acusado llegó a reconocer los hechos pero a Oubiña no se le reanudaron los permisos.
Para uno de sus abogados, Enrique Trebolle, “este fue un claro intento de boicotear su tercer grado” y acusó a la administración penitenciaria de haber vulnerado la prisión preventiva de Oubiña, “cuya conducta ha sido intachable”, al no haberlo cambiado de módulo y manteniendo las comunicaciones intervenidas.
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