Estreno
Estamos ante conflictos recurrentes que requieren soluciones de fondo antes que parches
Antonio Ávila se estrena esta semana como consejero de Empleo. Comparece en el Parlamento para explicar sus objetivos. Quizás para entonces tenga ya perfilada la respuesta definitiva a las reivindicaciones de los trabajadores de la antigua Santana Motor, en pie de guerra de nuevo para exigir el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
Orgulloso como estaba de la confección del Plan Linares Futuro para dar oportunidades de empleo alternativas al cierre de la siempre ruinosa planta automovilística, Ávila se encontró de lleno en tierras jiennenses con el conflicto, hasta el punto de verse en una situación personal comprometida cuando un grupo de extrabajadores le llegó a increpar, una difícil tesitura que resolvió dando la cara y explicaciones a los que protestaban. Así que es muy probable que para cuando llegue a la capital andaluza la marcha de los exsantaneros, Ávila tenga ya lista la solución, sobre todo en relación a las prejubilaciones acordadas. Todo hace indicar que el bloqueo que se ha dado en Empleo por el escándalo de los ERE tiene mucho que ver con este tema.
Mientras tanto, en la Bahía de Cádiz es el PP el que tiene que responder a la demanda de los trabajadores de los astilleros Navantia por la falta de pedidos de buques. Y han hablado como suele ser habitual, esto es, con barricadas cortando el tráfico en el Puente Carranza. Lo vienen haciendo sistemáticamente cada vez que reclaman carga de trabajo y esta vez no iba a ser menos, de ahí que llame la atención la indignación con la que los populares acogen ahora estas acciones de protesta. Son, precisamente, los mismos dirigentes que en su día llegaron a pagar autobuses y bocadillos a esos empleados para que se manifestaran, pero en Sevilla y contra los socialistas.
Y por mucho que digan, la realidad es terca, de tal modo que el Gobierno de Rajoy acaba de aprobar los fondos Reindus para captar inversiones industriales en la zona, con los mismos requisitos que en tiempos de Zapatero, por mucho que lo criticaran antes. En esta ocasión, sin embargo, para apagar el fuego de esas barricadas, al PP se le ha ocurrido la brillante idea de destinar todos esos recursos a los propios astilleros, por lo que ya se ha ganado las quejas de los empresarios, que rechazan que esta industria pública, en permanente crisis, capte todas esas ayudas.
Estamos, pues, ante conflictos recurrentes que requieren soluciones de fondo antes que parches, frente a una sociedad que muestra signos de hartazgo por la reiteración de unas movilizaciones que, casi siempre, están protagonizadas por los mismos.
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