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Bildu pone a prueba su gestión ante el creciente cerco político de la oposición

La coalición 'abertzale' busca a la desesperada un aliado que le saque del atolladero

Mikel Ormazabal
San Sebastián -
Garitano pasea ayer por el tramo recién inaugurado del eje Beasain-Bergara.
Garitano pasea ayer por el tramo recién inaugurado del eje Beasain-Bergara.JESÚS URIARTE

A menos de un mes para que se cumpla el primer año de Bildu al frente de la Diputación de Gipuzkoa, el Gobierno foral que preside Martin Garitano afronta en los próximos días un momento crucial para resolver algunos de los asuntos más relevantes de la gestión para la coalición abertzale. Lo hace en solitario, acuciado por la presión de los partidos de la oposición tanto como de los empresarios, y enredado en polémicas de calado sobre la gestión de los residuos o la nueva política de peajes. Bildu busca a la desesperada un aliado que le saque de este atolladero.

Crisis, basuras e infraestructuiras se han convertido en choques recurrentes

“Algo estaremos haciendo bien para que pidan nuestra reprobación”, vino a decir ayer, aunque no con estas palabras exactas, el diputado de Medio Ambiente, Juan Carlos Alduntzin, para zafarse del marcaje que los partidos de la oposición le están sometiendo a cuenta de la solución definitiva al tratamiento de las basuras de Gipuzkoa. En el flanco abierto por el sistema de financiación de las carreteras, la coalición abertzale tampoco tiene garantizado ningún acuerdo con el PNV, los socialistas o el PP, que además le han reprochado su falta de concreción en las medidas que pretende aprobar para cobrar a todos los conductores en la red principal de carreteras. Las críticas a la parálisis del Ejecutivo provincial se extienden, según estas formaciones, a la ausencia de un plan para hacer frente a una crisis que, incluso en opinión de Garitano, ha colocado a Gipuzkoa en una situación “muy grave”, aunque no tan “caótica” como quiere hacer ver la oposición.

Las armas legales

El PNV volvió a poner ayer sobre la mesa su intención de tomar represalias políticas si Bildu rompe el acuerdo que estos dos partidos firmaron en diciembre pasado en materia de residuos. Sin avanzar cómo se podría materializar su reacción, ya adelantó que se plantea desde exigir la reprobación del diputado de Medio Ambiente, Juan Carlos Alduntzin, hasta una moción de censura contra el diputado general, Martin Garitano.

El PP está dispuesto a pactar con los peneuvistas y el PSE la expulsión del primero del Gobierno foral. Los populares siempre han dicho que “en manos del PNV está y estará corregir la composición del actual Gobierno foral". Pero esta invitación a desbancar a Garitano no ha recibido hasta la fecha la conformidad de nadie.

El reglamento de las Juntas Generales fija que los grupos pueden activar la llamada “moción de censura individual” contra un diputado foral, que, en caso de prosperar, obligaría a su cese “inmediato” y sustitución. Para presentar una moción de censura contra el diputado general, en cambio, es necesario presentar un candidato y programa alternativo.

En un escenario económico que cada vez resulta más complicado y a las puertas de entrar los partidos en una lucha cruzada cuando se abra el periodo electoral en Euskadi, Bildu demuestra tener dificultades para lograr consensos, pero la oposición se muestra al mismo tiempo incapaz de coordinar acciones conjuntas y asumir la iniciativa política en el territorio.

La Diputación guipuzcoana logró en el primer tramo de su actual mandato, hasta diciembre pasado, salvar el cuello en asuntos importantes como los presupuestos forales de 2012 y la reforma tributaria, pactadas con el PNV y el PSE, respectivamente. También acordó con el PP para crear la ponencia sobre los peajes. Sin embargo, estos partidos han ido retirando el margen que le otorgaron entonces a Bildu por la recurrente negativa de Garitano a presentar un plan de actuación para esta legislatura, su negativa a cumplir normas forales aprobadas sin presentar otras a cambio o por la falta de implicación con la situación económica de las empresas. La oposición tuvo que forzar al diputado general a comparecer ante el Legislativo para dar a conocer, casi un año después de su investidura, el programa de gobierno que se resistía a ofrecer.

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Nadie quiere figurar a estas alturas agarrado de la mano de Bildu, pero tampoco se atreve nadie a quedar como el partido que ahoga a la coalición en Gipuzkoa, donde obtuvo un amplio respaldo en las elecciones municipales y forales, aunque no el suficiente —tiene 22 de los 51 representantes de las Juntas— para gobernar con mayoría absoluta.

El equipo de Garitano presentará el próximo martes el nuevo plan de gestión de residuos y tres días después se conocerán las correcciones que planteará la oposición al documento de Bildu sobre los peajes, en el que se inclina por “recaudar más” y “de forma más equilibrada”. El Ejecutivo foral ha conocido esta misma semana cómo en el Ayuntamiento de San Sebastián la oposición en bloque tumbaba el proyecto de construir la estación de autobuses en Riberas de Loiola, como pretendía el equipo del alcalde, Juan Carlos Izagirre, y se imponía el criterio del resto de los partidos de hacerla en Atotxa.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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