Las cosas se hacen como quiere La Negra
Amparo Velasco presenta su segundo disco, pop teñido de flamenco
A La Negra le gusta dar una imagen desbordante de sí misma, excesiva y natural, lo que no significa que no se ocupe muy bien de guardar las distancias. “De casamientos no voy a hablar”, anuncia al comenzar la entrevista. Se refiere al divorcio que necesitó para dedicarse a la música. Aquel episodio, muy comentado en el momento de la publicación de su primer disco en 2006, se exhibió en numerosos foros como imagen de la nueva mujer gitana, independiente y con las ideas claras.
Hoy La Negra tiene claro que no quiere detenerse demasiado en su biografía, aunque encierre claves interesantes para entender su música, en la que el deje flamenco está ordenado junto al soul, el pop y la world music. Alicantina, antes de casarse a los 19 años y lograr reconocimiento en el circuito flamenco de Córdoba, viajó por toda América con sus padres, inmigrantes. Recorrió Sao Paulo, Bogotá o Nueva York, y en cada sitio fue adquiriendo retales para una cultura musical del mestizaje. “Eres como una esponja”, cuenta. “No te das cuenta, pero vas absorbiendo todo, ¿cómo no va a calar el carnaval brasileño?”. Aun así, salta por encima del asunto. La Negra, en fin, solo quiere hablar de su música de hoy, el disco La que nunca… Y tampoco a lo loco. No le apetece dar detalles sobre por qué ha tardado seis años en presentar nuevo trabajo tras su debut. De la conversación se deduce que las relaciones con su anterior discográfica no eran ideales y esperó a que el contrato se extinguiera. El detalle no es un simple cotilleo: vale como programa artístico. “Yo quiero dirigir las cosas a mi manera y tener el control de todo”, explica. “Si una canción no funciona, la tiro y a otra cosa. Creo que la música es transmitir; y para transmitir, yo tengo que sentir. Si no siento, soy solo una maquinita que canta”.
Y al final sí parece que consiguió las cosas como quería. El disco que esta noche presenta en el Café La Palma dentro del ciclo PlayMadrid tiene una marca personal. La artista posee una voz peculiar y ha conseguido que sus canciones tengan un sonido reconocible, algo no siempre sencillo en el escabroso espacio entre el pop y el flamenco. Mientras su primer trabajo se presentó como flamenco fusión, este segundo ya no tiene complejos en hacerlo como pop fusión, aunque esas sean palabras de la discográfica, porque Amparo Velasco, La Negra, se resiste a que pesen etiquetas sobre su música: “Este disco es La Negra en estado puro. Eso es lo guapo: que no soy un producto”. Lo cierto es que en La que nunca… el componente flamenco queda infinitamente matizado y es casi más una tendencia natural de la interpretación que el núcleo de la propuesta. “Me expreso mejor en el lenguaje flamenco, porque soy gitana y es mi lenguaje, pero lo primero que toqué fue funky: todas esas cosas las he hecho mías”.
El concierto tendrá formato acústico, con voz, guitarra y percusión. “Si la gira va bien, cuento con reunir una pedazo de banda”, asegura. De momento, con el formato reducido se perderán matices, pero La Negra tiene claro que el plato fuerte de su propuesta está en su voz y su presencia. “Me apetece hacer muchos acústicos porque me gusta que la voz suene cuanto más desnuda mejor”.
La crisis asegura que no le está quitando el sueño, y que este es un buen momento para lanzarse a la música. “Tanta crisis y tonterías. Yo soy una mujer optimista”, sonríe. Lo cual reconoce que no está reñido con el carácter. Cuando le hablan de su legendario pronto, resopla cómicamente. Su hija, que la ha escoltado durante toda la entrevista, se ríe rubricando que se trata de un genio de primera categoría. “Intento estar contenta y que no me salga, pero cuando me sale… De joven me pasaba más: cuando no funcionan las cosas como tú quieres, te enfadas. Ya, menos”, dice. Una nueva pista de que La Negra está consiguiendo hacer las cosas a su manera. Y muy orgullosa de ello.
La Negra actúa en el Café La Palma. Hoy a las 20.30.
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