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Feijóo defiende ahora como solución “menos mala” la banca pública

Quiere que el Estado inyecte más fondos en NCG como va a hacer en Bankia

María Fernández
El presidente de la Xunta (en cuclillas) y la conselleira de Traballo (con chaquetón gris), ayer en una guardería de O Pino.
El presidente de la Xunta (en cuclillas) y la conselleira de Traballo (con chaquetón gris), ayer en una guardería de O Pino.

Que nadie se engañe. La defensa de una banca pública está en las antípodas del ideario del PP, pero en esta crisis suceden cosas extrañas. El presidente de la Xunta se vio obligado a dar un giro copernicano a sus palabras de hace algunos días (cuando dijo aquello de que la banca pública no es “ni occidental ni actual”) para defender ayer con ahínco más inyecciones del Estado en Novagalicia Banco.

En el fondo todo se limita a un “y Galicia también”, vista la generosidad con que el Gobierno parece tratar a Bankia. En una entrevista concedida por el presidente a Radio Nacional y a la pregunta de si le parecía bien la creación de un banco público, el titular de la Xunta aseguró que es la solución “menos mala”, para no malvender o no perder las ayudas que el fondo de rescate español ha repartido entre las cajas con problemas. De este modo, NCG puede seguir adelante “mientras la economía no mejore”.

El Círculo de Empresarios rechaza que NCG acabe en manos de Bankia

¿Es la solución? Para Feijóo sí, aunque nadie en el Partido Popular aclare si eso significa agrupar todas las participaciones del Estado en una misma entidad; fusionar NCG y Catalunya Caixa bajo el mando de Bankia para después subastarla o integrar solo las sociedades inmobiliarias para sacar el peso del ladrillo fuera de los balances. Mientras, las tres son zombis, empresas atadas de pies y manos para solucionar problemas como el de las participaciones preferentes o dar más créditos.

“Se están confundiendo los términos. Estamos entrando en una fase de rescate y socialización de pérdidas de la banca, un proceso que no se parece en nada a la banca pública que plantean desde el BNG”, reflexiona un economista consultado. La formación nacionalista, igual que hizo Izquierda Unida, lleva tiempo exigiendo un verdadero sistema financiero controlado por el Estado y que funcione como la banca comercial, con la misma capacidad de prestar dinero a familias y empresas. Por eso desde el BNG, Francisco Jorquera aprovechó ayer la ocasión para invitar a Feijóo a que “tome partido” por su idea. Aunque lo que cree Jorquera es que la propuesta del PP es una trampa. Todo se limita, dice, a un banco “concebido para sanear las entidades y luego venderlas a precio de saldo al sector privado”.

“El PP está socializando las pérdidas”, reflexiona un economista

Las señales deliberadamente confusas que envía el Gobierno invitan a otra reflexión. ¿Tienen realmente un plan para afrontar el rescate adicional de 19.000 millones de la entidad madrileña y seguir sosteniendo a la gallega? “No saben ni siquiera qué van a hacer”, comenta un analista. “Feijóo quizá tampoco lo sepa. Está ganando tiempo, preparándose para un nuevo escenario”. Y ese escenario es el que marcará el ministro de Economía, Luis de Guindos, en los próximos días.

“Hemos estado corriendo como pollos sin cabeza, pero después de tantas vueltas nos encontramos con que el problema del apalancamiento sigue ahí, que no se ha resuelto el agujero del crédito promotor”, añade un peso pesado del PP gallego. “Las auditorías que se han encargado son un buen paso para resolver ese problema”, diagnostica.

La idea de que la frustrada fusión de Caixa Galicia y Caixanova acabe bajo la batuta de Bankia escuece hasta en foros tradicionalmente conservadores. “Madrid cuenta ya con el 65% de las sedes sociales y operativas de la banca española, tras haber aumentado en un 45 % su volumen de negocio financiero. A Madrid y Barcelona va a parar ya el 42% del crédito que se concede en España”, alerta el Círculo de Empresarios de Galicia. La organización que preside Marcelino Otero, que en su día se manifestó en contra de la fusión, “por las mismas razones por las que defendía entonces su postura”, cree ahora que la comunidad autónoma “no puede renunciar a disponer de una entidad financiera propia”, y exige un manguerazo de capital público.

La única respuesta que ha dado hasta el momento Novagalicia es que espera a conocer la postura del Gobierno. Sus directivos llevan meses defendiendo la entrada de inversores extranjeros —también a cambio de un fuerte respaldo público—. El FROB, como accionista mayoritario, tiene la última palabra.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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