Sin talento no hay negocio
Numerosos emprendedores analizan las nuevas formas de desarrollo de grupos musicales
Disimulada por la crisis de la industria tradicional, la escena musical actual es un hervidero de iniciativas y negocios variopintos que “conforman un nuevo panorama” y “un amplio abanico de oportunidades para el desarrollo de los grupos musicales”. Es el planteamiento con el que la Unidad de Investigación en Economía de la Cultura de la Universitat de València ha convocado un seminario para analizar nuevos modelos de gestión y “propuestas con un marcado carácter innovador” de boca de sus impulsores. Dos días, en Las Naves de Valencia. Una treintena de proyectos, 15 de los cuales han expuesto este lunes sus argumentos. La más veterana es Sedajazz, 20 años. “Gracias a la formación”, apunta Francisco Blanco, gestor único, “y no haber dependido de las ayudas institucionales, hemos sobrevivido”.
Son necesarias porque “el talento no garantiza el éxito”, como subrayó Pau Maldonado, de Bandness, plataforma digital que facilita vínculos y herramientas a grupos, artistas y empresas, innovando con, por ejemplo, un algoritmo que identifica la huella digital de las canciones favoritas y permite generar recomendaciones al aficionado. “Sin canciones o artistas con talento, no hay negocio”, apuntó Vicente Martínez, de Sogsforever, firma organizadora del Máster de Gestión Musical de la Universitat y que gestiona oportunidades para grupos diversos, incluso en el mundo publicitario.
Pueden ser empresas baratas, “porque”, dice Maldonado, “lo más caro es nuestro sueldo y llevamos dos años sin cobrar”, Son aún más baratas cuando ni siquiera son empresas, como el caso de Gazela Producciones, dos amigas capaces de organizar de la nada el Gràcies Tour por distintos barrios de Valencia, utilizando tres sistemas de financiación según casos, incluido el “pasar la gorra”, fórmula, por cierto, en alza.
Innovar es detectar la huella digital de una canción
Hay quien apuesta por la autogestión, autoedición y autoproducción a ultranza, como Tenderete. Y hay quien ofrece un tratamiento integral del proyecto: formación, contratación, promoción, management, diseño gráfico y web, producción audiovisual o fotográfica y edición discográfica. “A menudo trabajamos el producto desde cero”, dice Andreu Laguarda de Mesdemil. En La Casa Calba, la implicación con el artista va más lejos y como “proyecto en construcción permanente”, investigan “nuevos públicos y nuevos horarios, no todo ha de relacionarse con la vida bohemia”, enfatiza Francesc Burgos.
Ambas están en VAM, una plataforma que pretende crear un circuito musical en auditorios y teatros. Y hay mucho más, como Water Tapes, empeñados en crear una gran biblioteca de vídeos grabados en el baño. Hoy, segunda parte, con otras 15 iniciativas musicales más o menos empresariales.
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