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El viaje musical por Europa de la Orquesta Voland

Seis músicos gallegos, un búlgaro y una moldava recrean un itinerario sonoro desde Bulgaria a España

La Orquesta Voland, al completo.
La Orquesta Voland, al completo.

Convertir a la música en el hilo conductor de un viaje imaginario entre Bulgaria y España es la propuesta que presentará en sendos conciertos en A Coruña y Santiago la Orquesta Voland, un proyecto en el que se mezcla literatura y música con el objetivo de acercar culturas. En unos tiempos en que la idea de Europa está más cuestionada que nunca por razones económicas, esta iniciativa saca a la luz los puntos de conexión entre las músicas de países que, aparentemente, no tienen mucho que ver entre sí pero que acaban encontrando un territorio común.

Roberto Somoza, saxofonista y compositor de los temas que toca la orquesta, explica que el disco que presentan ahora en directo recrea el itinerario musical que los músicos realizan por Bulgaria Rumanía, Moldavia, Ucrania, Polonia, Alemania, Francia y España. El proyecto, que comenzó a gestarse hace un año, pretende completarse con otros dos discos con los que se realizarían otros tantos viajes por la música de otros países de Europa.

La orquesta la forman seis músicos gallegos (Somoza, Rubén Deschamps, Alfonso Morán, Rubén Montes, Xocas Meijide, Rafael Espido, Jesús Sánchez y Juan Pérez), el búlgaro Nikolay Velikov y la moldava Galina Botnar. Dos de ellos tocan en la Real Filharmonía de Galicia y otros cuatro forman un cuarteto de clarinete que toca habitualmente con la banda de música de A Coruña.

En los conciertos que ofrecerán el 26 de mayo en el teatro Rosalía de Castro de A Coruña y el 3 de junio en el Teatro Principal de Santiago, la orquesta interpretará temas basados en la música de cada uno de los países que visitan en ese viaje imaginario. Somoza creó las composiciones tras investigar en la música tradicional y otros ritmos, como el jazz, que pueden escucharse en esos territorios. “Hay un parecido evidente entre la música tradicional gallega, por ejemplo, y la que encontramos en los países balcánicos y también hay conexiones con la música judía. El tema que dedicamos a Polonia es un vals que recuerda, en cierta forma, a una muiñeira”, indica Somoza.

A la hora de componer, Somoza ha contado con las aportaciones de Velikov y Botnar, que conocen de primera mano la música de los países eslavos, y también con la de integrantes de la orquesta que ha visitado otros territorios, como el percusionista Rubén Montes que realizó estudios de música en Holanda. El uso de internet ha permitido al compositor investigar a fondo los países por los que teóricamente se mueven los músicos de la orquesta. Cada quince días, aproximadamente, los integrantes de la orquesta se reúnen en casa de uno de ellos y ensayan los temas que, formarán parte del repertorio.

Pero el proyecto no se queda en la parte musical, además se incluyen relatos realizados por Quinito Mourelle que toman como hilo argumental el viaje imaginario que los músicos realizan desde Bulgaria a España. Se trata de ocho cuentos que se desarrollan en cada uno de los países que visita la orquesta. Cada relato se corresponde con uno de los temas grabados por el grupo y el narrador pretende acercarse a la atmósfera de cada uno de esos países y huir de los tópicos de los libros de viajes.

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El pasado mes de febrero se grabó un DVD con la actuación de la orquesta en el Auditorio de Galicia, que ahora va a comercializarse en los conciertos que ofrezca el grupo. Las próximas actuaciones serán una prueba de fuego para un grupo que hasta ahora solo había tocado en locales pequeños de A Coruña y Sada. Además de las actuaciones previstas en A Coruña y Santiago se están cerrando otras fechas para realizar más conciertos a lo largo del verano.

El experimento busca atraer públicos interesados en músicas muy diversas, ya que se utilizan fuentes del folclor popular, del jazz y de otras músicas que forman parte de la cultura de cada uno de los países que integran el proyecto. Los miembros de Orquesta Voland se han tomado muy en serio las posibilidades de la música para convertirse en un verdadero lenguaje universal. Si la experiencia funciona se podrá concluír que hay cosas que pueden unir más que una moneda común.

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