Una vida sobre la escena, una muerte teatral
El Liceo estrena una nueva producción de ‘Adriana Lecouvreur’ con tres repartos de voces para las 13 funciones
París, 1730. Foyer de la Comédie Française. Adriana Lecouvreur ensaya con sus compañeros de reparto la tragedia de Racine Bajazet. La Lecouvreur (1692-1730), personaje histórico, fue primera actriz de la Comédie Française, una de las más célebres de su época, cuya súbita muerte la convirtió en una leyenda. Voltaire fue uno de sus muchos admiradores y, además de hablar de ella en Cartas filosóficas (1734) y en Candide (1759), le dedicó el bello poema La muerte de mademoiselle Lecouvreur (1730). Pero más allá del su papel en la gloriosa historia de la Comédie Française, el nombre de la actriz ha sobrevivido gracias la más célebre de las óperas de Francesco Cilea, Adriana Lecouvreur (1902), basada en la obra teatral homónima de Egène Scribe y Gabriel Legouvé. Más de dos décadas después de las últimas representaciones, la obra vuelve al escenario del Liceo de Barcelona a partir de este lunes (14 de mayo), con una superproducción firmada por David McVicar participada por el coliseo lírico de La Rambla, los teatros de ópera de Viena, París, San Francisco y el Covent Garden de Londres, donde se estrenó en octubre de 2010. En total se ofrecerán 13 funciones hasta el 3 de junio con tres repartos diferentes encabezados por las sopranos Barbara Fritolli, Daniela Dessì y Micaela Carosi y los tenores Roberto Alagna, Fabio Armilito y Carlo Ventre que cantarán bajo la dirección de Maurizio Benini.
La ópera se inicia justo con el ensayo de Bajazet en el foyer de la Comédie Française, una escena que bien podía haber sucedido, pero que aquí es drama. Ficción que se confunde con la realidad en el teatro dentro del teatro. Personajes que, como el espectador sentado en la butaca, asumen el papel de quien está contemplando la obra en un juego de espejos en el que se reflejan las pasiones humanas. Son tres actos de encendidas pasiones con intrigas políticas, celos y amores cruzados que desembocar en el cuarto y último acto en el que Adriana morirá en brazos de su amado Maurizio tras aspirar el olor de un ramito de violetas envenenado que le ha enviado su rival, la princesa de Bouillon.
El montaje de McVicar intensifica este juego de espejos con una escenografía de Charles Edwards que reproduce no solo el ambiente teatral del siglo XVIII sino también un teatro, una copia libre del coliseo Margravial de Bayreuth (Alemania), construido entre 1744 y 1748, en el que el director de escena muestra la acción dramática como una representación de teatro, con la gestualidad y las afectaciones del oficio hace 250 años, en lugar de optar por presentar un momento de la vida misma, aunque sea la del mundo teatral del siglo XVIII y su entrono. “Aunque tradicional en su aspecto, esta producción es muy moderna en la presentación de los sentimientos de los personajes”, asegura Alagna.
En esta ópera de grandes voces, el personaje protagonista de Adriana Lecouvreur es uno de los favoritos de las sopranos lírico-spinto por su intensidad dramática, en especial en el recitado del monólogo de la Fedra del Racine del tercer acto y en la escena final. A ellos se enfrenta por primera vez la italiana Barbara Fritolli, quien se muestra especialmente impresionada por el hecho de tener que interpretar a una actriz. “Me ha sorprendido mucho ver lo que somos sobre el escenario”, asegura de los ensayos. Con mucha experiencia le acompaña sobre el escenario la mezzosoprano estadounidense Dolora Zajick, quien debutó en el papel de princesa de Bouillon hace dos décadas en el Teatro San Carlos de Nápoles en una producción protagonizada por la soprano búlgara Raina Kabaivanska, una de las grandes Adrianas de la historia junto a Magda Olivero, elegida por el propio compositor como la ideal para interpretar el personaje, Renata Tebaldi, Virginia Zeani, Leyla Gencer, Montserrat Caballé, Renata Scotto y Mirella Freni, quien fue la protagonista junto a Plácido Domingo cuando en noviembre de 1989 se representó por última vez en el Liceo Adriana Lecouvreur.
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