La madera se hace escultura
El artista José Ramón Anda expone en el Museo de Bellas Artes tres décadas de trabajo ‘Formas contra el tiempo’ reúne 39 obras que revelan "la proporción como belleza"
José Ramón Anda (Bakaiku, Navarra, 1949) creció rodeado de robles castaños y nogales, en el seno de una familia de ebanistas que le enseñó a conocer el alma de la madera y la técnica de manipularla con el mimo del artesano. La formación académica en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, su interés por los italianos Giacomo Manzú, Marino Marini o Arturo Martini — a quienes conoció en su etapa de estudio en Roma— y la obra de Jorge Oteiza acabó por modelar su forma de entender la escultura. La pausada reflexión y el prolongado proceso de elaboración de su obra obligan han espaciado su presentación al público. El Museo de Bellas Artes de Bilbao muestra ahora Formas contra el tiempo, una colección de 39 esculturas que recorren tres décadas de trabajo y, en palabras del comisario de la exposición, el escultor Javier Balda, muestra los “valores intemporales” del “idealismo” y de “la proporción y la exactitud como belleza”.
La exposición sale de los limites del museo. En los jardines exteriores se exhiben dos piezas en bronce, concebidas como el prólogo y el epílogo de la muestra. Son Kirolari zaharra (1974-2009), una figura masculina desnuda, e Ikusmira (2011), la obra a la que se enfrenta, y pone de manifiesto el interés constante en su la atención constante por mantener la escala humana. Antes de llegar a la sala que contiene el grueso de la exposición, el trabajo de Anda se expone en el vestíbulo del museo. Allí, Atarieren besarkada (2004-2006) forma un arco de entrada al museo.
La muestra incluye piezas con vocación de crecer en escala
Entre las piezas seleccionadas para la muestra se encuentran las esculturas-mueble, una faceta de la investigación de Anda en los límites entre el diseño y la escultura. La sala que reúne la mayor parte de las obras de Formas contra el tiempo revela la íntima relación del artista con la madera. La serie Planos cruzados, iniciada hace ya 30 años y todavía en evolución, es un ejemplo de la austeridad formal del escultor sobre la base de la relación entre curvas y planos, tallados en madera de nogal.
Troncos huecos es una serie posterior que Anda puso en marcha al encontrar de forma fortuita varios ejemplares centenarios de roble. El escultor trabaja en la obras la naturaleza para crear espacios. En las paredes de la sala cuelgan los murales geométricos, tallados en madera de plátano, roble, tejo, boj y nogal.
Sobre una mesa de diez metros de largo se han reunido 18 piezas de pequeño tamaño bajo el título Quiero hacerme mayor. No son maquetas, advierte el comisario, sino ideas formales que nacieron con vocación de crecer en escala y convertirse en obra pública.
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