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Los soberanistas vascos unen sus fuerzas

Amaiur y AB firman su “estrategia nacional” y apelan a los derechos humanos

El País
San Sebastián -
Grupo de firmantes del acuerdo soberanista, en la primera fila de los asistentes al acto de Irún.
Grupo de firmantes del acuerdo soberanista, en la primera fila de los asistentes al acto de Irún.javier hernández

Las fuerzas soberanistas vascas dieron ayer, en Irún (Gipuzkoa), otra muestra de su coincidencia programática y de acción en la firma de su “compromiso para una estrategia nacional” basada en la “acumulación de fuerzas con la pluralidad establecida como base” con la que pretenden ser “eficaces” para “avanzar hacia una Euskal Herria independiente y solidaria sustentada sobre “la paz, la libertad y la justicia”.

El punto de encuentro ya se había establecido con motivo del Aberri Eguna conjunto, pero así con el protocolo de la firma proyectan esta imagen de acumulación de voluntades entre las cuatro sensibilidades representadas en Amaiur (izquierda radical, EA, Alternatiba y Aralar) junto a AB.

En su documento, fijan su apuesta por “la paz y los derechos civiles y políticos”, así como un modelo económico “soberano, justo y ecológico”, la “construcción de Euskal Herria” y la “oficialidad y normalización del euskera”, todo ello, bajo los principios de los “derechos humanos” y el “derecho a decidir”, la “pluralidad democrática”, la “igualdad”, la “defensa del principio de la democracia” y el “internacionalismo”. Los firmantes de este compromiso reivindican que “Euskal Herria es una nación en Europa y en el mundo” y exigen “los mismos derechos para nosotros que para el resto de naciones de Europa y del mundo”.

Por la izquierda abertzale firmaron Rufi Etxeberria y Anita Lopepe; Patxi Zabaleta y Rebeka Ubera representaron a Aralar; Oskar Matute y Amaia Agirresarobe, a Alternatiba; Peio Urizar y Miren Urrestieta, a EA y Peio Etxeberri-Aintziart y Mertxe Colina, a Abertzaleen Batasuna.

Respecto al “conflicto político y la violencia en Euskal Herria”, los firmantes abogan por tomar como hojas de ruta el Acuerdo de Gernika y la Declaración de Aiete y subrayan que el “diálogo sin exclusiones” y el “acuerdo” deben ser los principios que rijan el proceso que posibilite “la construcción de una paz justa, sin vencedores ni vencidos” y que “supere los límites que nos establecen las instituciones y el actual marco jurídico”.

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