“Vosotros sois mis trabajadores, no los trabajadores de la Diputación”
Baltar se despide a ritmo de trombón de las decenas de empleados que colocó
El baltarismo se hace religión en Ourense. José Luis Baltar recibió ayer el gran homenaje que los fieles empleados colocados en la Diputación y sus chiringuitos debían al exbarón. El templo del baltarismo se trasladó desde el histórico pazo provincial de la Rúa do Progreso hasta un restaurante abarrotado por 650 personas. Trabajadores, diputados y exdiputados pagaron 50 euros por comensal para rendir pleitesía a “su presidente”. La ocasión lo merecía y el atrezo fue el de las grandes ocasiones. Una pantalla gigante, plasmas repartidos por el enorme salón ceremonial y 50 mesas dominadas por un escenario con una fotografía de tres metros de altura del expresidente acompañada de las palabras sagradas: “Baltar siempre Ourense”, en referencia al ourensanismo usado como dogma y arma arrojadiza durante sus 22 años de mandato. Y por supuesto, un trombón. El barón reconvertido en jubilado sigue encandilando a sus férvidos seguidores con un trombón de varas que sirvió para poner banda sonora a las tres horas de acto. Incluso se atrevió con el popular Ai se eu te pego.
No faltó nadie. Empleados y políticos próximos al clan familiar recibieron al presidente jubilado en pie y con aplausos. Incluso estaba el superdelegado de la Xunta en Ourense, ahora enfrentado con el PP ourensano. Rogelio Martínez se sentó al lado del alcalde de Beade, el confeso franquista Senén Pousa, y de la exalcaldesa de San Cibrao das Viñas Elisa Nogueira, acérrima baltarista. “¡Perdieron los traidores!”, espetó a gritos tras conocerse el resultado de la votación del congreso provincial del PP de 2010 que inició la sucesión familiar en la Diputación ourensana y en el que se Baltar hijo se enfrentó al candidato de Alberto Núñez Feijóo.
Un video con música de Wet Wet Wet o John Lennon repasó su vida y obra en fotos. Las risas llegaron con las fotos de José Manuel Baltar —el hijo— con pelo. El Rey o Los Príncipes tuvieron su espacio, pero Feijóo pasó de puntillas por la secuencia. En el discurso de Baltar hubo palabras para los que rinden pleitesía al baltarismo y para los que decidieron cambiarse de bando. Criticó a “uno que le falló”, en referencia al alcalde de Verín, Juan Manuel Jiménez Morán, el fallido candidato oficial que se enfrentó a Baltar hijo en el congreso del cisma.
Desde un púlpito, Baltar explicó que está “muy orgulloso” de los trabajadores, a los que pidió que trabajen “igual de bien” para su hijo. “Vosotros sois mis trabajadores, no los trabajadores de la Diputación” explicó a los baltaristas que miraban, encandilados, la energía que todavía desprende. La ofrenda fueron loas, besos, abrazos, flores y un busto que se llevó a casa como recuerdo.
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