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Archivado el caso Escribano al faltar pruebas de que le regalasen el Porsche

El juez está “seguro” de que una “filtración” reventó la investigación al exdiputado

Escribano, primero por la derecha, en los juzgados el día que fue a declarar.
Escribano, primero por la derecha, en los juzgados el día que fue a declarar.GABRIEL TIZÓN

El Juzgado de Instrucción número 3 de Ferrol ha sobreseído la causa contra el exdiputado del PP, Javier Escribano Rodríguez, por supuesto cohecho y tráfico de influencias en la Operación Arena. La policía sospechaba que el político popular había recibido un Porsche Boxster de parte de un empresario de Pontedeume, Fermín Duarte, a cambio de mediar en la Xunta a favor de la empresa Manmer, SA, que vendía como reciclado un residuo asfáltico contaminante con restos de betún y alquitrán.

El juez instructor, Alejandro Morán Llordén, dictó ayer un auto complejo, comunicado a las partes a mediodía, que enumera indicios de un supuesto delito que, sin embargo, no queda probado. Tanto Escribano como Duarte declararon en el juzgado que el traspaso del Porsche fue una compraventa legal —acreditaron dos transferencias por 7.990 euros— y negaron que se tratase de una dádiva como el empresario dijo a su hermana en julio por un teléfono intervenido.

“Es forzoso reconocer que no se han obtenido suficientes indicios de criminalidad para afrontar un enjuiciamiento”, expone sus razones el magistrado ferrolano que, no obstante, apunta que “existe bastante oscuridad en lo sucedido”.

La operación sigue aún abierta para esclarecer si hubo delito ambiental

El juez no pasa por alto la filtración “de origen judicial, fiscal o policial” del caso Arena a la dirección del PP gallego —según la policía—, que dio al traste con una investigación en marcha, ni la reunión que el político popular mantuvo con la fiscalía del TSXG días antes de que se conociese su imputación formal. Tampoco, el hecho de que “su novia era fiscal de carrera”.

“Cabe suponer que su intención [en alusión a Escribano] era informarse y no establecer líneas de defensa acabadas en connivencia unos y otro”, puntualiza Morán, y añade a ello que “parece seguro que hubo alguna clase de filtración aunque se desconoce quién reveló secretos oficiales”.

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Escribano y Duarte, y así lo recoge el escrito judicial, supieron que estaban bajo la lupa policial el 19 de septiembre. A partir de ese momento, la operación se tuerce porque los dos “cambian de actitud” y se dedican a dar pistas falsas.

Los investigadores también constataron que el Partido Popular, a través del alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, se citó con Javier Escribano en dos ocasiones, posiblemente para negociar su salida del Parlamento gallego antes de que el asunto saltase a los medios en plena precampaña electoral.

Javier Escribano aseguró ayer, en declaraciones a Europa Press, que se sentía “tranquilo y prudente” tras conocer el archivo de una causa que, a su entender, “no puede continuar”.

El sobreseimiento de la causa contra Escribano es aún provisional a falta de que se pronuncie la fiscalía, que podría recurrirlo. El caso Arena sigue sin embargo adelante en la otra vía, la ambiental, para averiguar si Duarte cometió un delito ecológico al comercializar un residuo contaminante como material de construcción que colocó en obras de ocho municipios de A Coruña.

El coche de lujo que costó un escaño

El 18 de julio del 2011, Fermín Duarte le contó por teléfono a su hermana que había tenido que “regalar” su Porsche a cambio de algunas gestiones políticas a favor de Manmer, SA, su empresa de áridos. “¿Conseguiste venderlo?”, le pregunta la mujer a Duarte. “No, lo he tenido que regalar. Esto funciona así. Donde hay funcionarios hay corrupción”, responde el empresario de Pontedeume. A la escucha estaba la policía, que investigaba a Duarte por un posible delito ambiental por el que sigue imputado. La Asociación Gallega de Áridos lo denunció por importar de Holanda residuos asfálticos que vendía como si no lo fueran.

El juzgado ferrolano abrió una pieza separada para seguir la pista de Javier Escribano, entonces diputado del PP, por supuesto cohecho y tráfico de influencias. El coche, un Porche Boxter del 2003, se transfirió el 6 de junio a nombre de una tía de Escribano. El político sostiene que compró el coche por 10.360 euros y lo pagó por transferencia bancaria. La tasación oficial valoró el Porsche en 13.000 euros. Para los investigadores de la brigada de delitos económicos y fiscales, “no cabía duda” de que la persona a la que Duarte había regalado el coche era Escribano y así lo hicieron constar en sus informes al juez.

El 22 de octubre, cuando la policía sospecha que el político ya estaba al corriente de la Operación Arena por una filtración al PP, Escribano le contó a un edil de su partido en Ferrol que tenía “la factura del coche preparada”. La dirección del PPdeG lo obligó a dimitir el 29, dos días después de que el TSXG formalizase su imputación.

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