¿Pero, quién gobierna aquí?
Los visitantes atribuyen a la crisis económica y a los elevados precios el descenso del turismo en la capital guipuzcoana antes que a motivaciones políticas
La Semana Santa recién concluida se ha convertido en una prueba de fuego para el turismo en San Sebastián. El resultado del examen debe confirmar si el descenso en el número de visitantes en Gipuzkoa, y especialmente en su capital, continúa en caída libre —un 10,2% menos de turistas entre enero y febrero, según el Eustat—, o si el balance del primer gran periodo vacacional del año da un respiro al sector. Todo bajo el telón de fondo del cruce de acusaciones entre las instituciones guipuzcoanas y el Gobierno vasco a cuenta de qué ha podido provocar el descenso: la llegada de Bildu al poder o una simple consecuencia de la crisis.
“¿Pero, quién gobierna aquí?”. Mediodía del domingo en los alrededores de la oficina de Turismo en el Boulevard de San Sebastián. La entrada y salida de visitantes demandando información es constante. Ana, de 61 años, y Sabela, de 23, madre e hija procedentes de Ourense, plantean la pregunta. “No creo que la gente se fije mucho en ese detalle”, reflexionan una vez aclarada la duda. “Ahora sí que miras más el precio, intentas ir a lo barato, pero por cuestiones políticas... Además, a nosotras, por lo menos a través de Internet, nos costó bastante encontrar hotel. Estaba todo lleno”, añaden, más preocupadas por las inclemencias meteorológicas en la ciudad.
Una turista: “Ahora las cosas están mucho mejor, no hay ‘kale borroka”
San Sebastián reculta una capital cara, han recordado en numerosas ocasiones los responsables de turismo del consistorio, y en tiempos de estrechez no parece ser la primera o mejor opción. “Lo que tienes que poner es que el precio de los pinchos es prohibitivo”, resuelve Javier Díez, de 55 años, acompañado por su esposa, María Jesús Alonso, de 53, tras intentar sacar alguna foto con una cámara profesional a las flores de las jardineras del Boulevard y probar luego suerte con un móvil.
El matrimonio, natural de Valladolid, pero residente en Barcelona, desecha de lleno cualquier vinculación de la caída de turistas a la política. “Vivimos en Bilbao en los años duros, en los ochenta, cuando casi todos los días había un muerto, y entonces podíamos pasear por allí igual que aquí, y entonces como ahora”, concluyen. “Es más, me ha sorprendido que la bandera de España esté ondeando en el Ayuntamiento”, reconoce Díez.
En la misma idea ahondan Javier y Paz, un matrimonio de 40 años de Pamplona, mientras esperan el autobús. “Políticamente ahora las cosas están mucho mejor”, sentencia ella. “Ya no hay incidentes, no hay kale borroka... Quizás ahora vienes y solo pasas el día y antes te quedabas un par de noches”.
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