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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La izquierda que avanza

Bloc, Iniciativa del Pais Valencià y Verds-Esquerra Ecologista han apostado por llevar hasta sus últimas consecuencias la convergencia que ha venido macerándose con creciente éxito electoral

En casual sintonía con el congreso del PSPV celebrado la semana pasada en Alicante, los grupos políticos que integran la Coalició Compromís llevaron a cabo asimismo sus respectivos congresos para consolidar y desarrollar esta plataforma dotándola de normas y órganos comunes de funcionamiento. Esto es, Bloc, Iniciativa del Pais Valencià y Verds-Esquerra Ecologista han apostado, por llevar hasta sus últimas consecuencias la convergencia que ha venido macerándose con creciente éxito durante estos últimos años y sucesivas citas electorales. Así, con tiento, pero sin demora, estos partidos están en trance de conjurar en buena parte la fragmentación, esa maldición que ha sangrado secularmente las posibilidades de la izquierda, agusanada por vanidades e intereses miserables mucho antes que por discrepancias ideológicas o estratégicas.

Aunque un lúcido comentarista ha dictaminado que esta coalición anda “sumergida entre los heterogéneos pliegues de la modernidad”, lo que puede ser tanto una adivinanza como una humorada, lo bien cierto es que su corpus programático y doctrinal es tan sumario como transparente: país, izquierda y ecologismo, un prontuario que puede ser genérico y compartido por otros colectivos partidarios, pero que en el caso de Compromís se ha caracterizado por la coherencia y radicalidad de las formulaciones concretas a que ha dado lugar, de indudable cuño crítico y reivindicativo, que a la postre es lo que se entiende y permanece. Eso y la tenacidad para suplir con esfuerzo personal la carencia de recursos materiales y mediáticos para movilizar al vecindario. Una abnegación que en cierto modo nos ha rememorado los entusiasmos de aquellos lejanos días de la Transición a la democracia. En realidad, en ello estamos todavía por estos pagos.

Lo más notable es la proyección que se le pronostica, como se decanta de la componente juvenil en sus filas

Fruto de este consenso y prédica que glosamos ha sido la rápida e insólita —por extensa— implantación de Compromís. Si el recuento no nos falla, la coalición dispone de unos 400 concejales, 22 alcaldías, cuenta con representación en las diputaciones y ayuntamientos de Valencia y Castellón, seis diputados en las Cortes valencianas y uno -con Equo- en las generales. Pero lo más notable es la proyección que se le pronostica, como se decanta de la componente juvenil que afluye a sus filas y que le ha permitido comparecer activamente en todas las “movidas” cívicas y políticas que se vienen produciendo. El reproche de pancarteros o zamarreteros que en alguna ocasión se propala desde las filas del PP y del PSOE no es más que el enfado de quien padece el aguijón o de quien ve mermar su clientela y confunde las causas de su pérdida.

El mérito de esta efervescencia progresista hay que repartirlo entre muchos protagonistas, pues es impensable sin una aportación coral, pero a modo de icono, nos parece justo señalar la figura de Mónica Oltra, martillo implacable de la derecha desde la tribuna parlamentaria, al tiempo que proveedora de titulares de prensa e imágenes que han atraído el interés de los medios, tan remisos a ocuparse de las formaciones minoritarias. No obstante, siendo relevantes estos méritos, no lo son tanto como su capacidad de liderazgo, la consistencia de su discurso junto al desparpajo cuando conviene y la asombrosa aptitud para transmitir confianza, tanto entre los auditorios maduros como en los juveniles. De existir ese premio, ya se le hubiese otorgado el del rigor, el compromiso y la combatividad. Un lujo para la coalición.

BENLLOCH

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