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FOTOGRAFÍA

Recuerdos en Polaroid

La revolución digital se llevó por delante al estandarte de la fotografía instantánea Pero hay quien no renuncia a su pasión En Madrid aún se encuentran carretes Una tienda en Barquillo recupera y vende cámaras

Anatoli y Nina Prodanova, en Alan Photostudio.
Anatoli y Nina Prodanova, en Alan Photostudio.SAMUEL SÁNCHEZ

Peter Prodanov era profesor de alemán en 1915, cuando Bulgaria se unió al imperio austrohúngaro y a Alemania en su contienda contra los aliados. Durante tres años, ejerció como fotógrafo para el Ministerio de Guerra en los frentes del Danubio y de Sofía. Cuando callaron los fusiles, se construyó una casa frente a un cuartel en su ciudad natal, Lom, y volvió a la escuela. Legó, eso sí, una serie de imágenes, a caballo entre el periodismo y la composición artística, que se expondrán en breve en Madrid, y una pasión por la fotografía que ha perdurado durante generaciones en su familia.

“Yo crecí con el olor a revelador, me recibía al volver a casa”, explica Nina, la más joven de la familia en sumarse a esta pasión y la encargada de convertirla, además, en sustento económico. Nina llegó a Madrid cuando era un renacuajo. Se la trajo su padre, Anatoli, un año después de haber emigrado él a España venciendo todo tipo de trabas. Empezó a trabajar como mecánico de carretillas elevadoras, y había llegado ya a directivo de la empresa cuando, diez años después, Nina le propuso dejarlo todo para abrir una tienda de fotografía. Ahora tienen dos (la otra, en Moralzarzal, la gestiona su madre, Anna), pero sobre todo son conocidos entre los aficionados de la capital y del resto del país por una pasión compartida: las Polaroid.

“Abrimos la pasada primavera, y el primer día un chico del Instituto Cervantes, que está aquí al lado, nos preguntó si teníamos película. No fue el único, así que me picó la curiosidad, me documenté y encargué unos carretes a Impossible”, explica Nina. Polaroid nació en Estados Unidos en 1937. Sacó su primera cámara de fotografía instantánea en 1948, y se convirtió en estandarte del sector hasta que la revolución digital se llevó por delante la empresa en febrero de 2008. Decenas de miles de seguidores se quedaron huérfanos; millones de cámaras se convirtieron en trastos inútiles. Bonitos, pero inútiles.

Carretes en Madrid

  • Alan PhotoStudio (Barquillo, 10).
  • Caixaforum (Paseo del Prado, 36).
  • Femisa Objetos Perdidos (Corredera Baja de San Pablo, 8).

Nueve meses después, en noviembre, un grupo de ex trabajadores reactivó la última planta de producción de la empresa en Holanda e inició un laborioso proceso técnico y administrativo para producir película instantánea. Empezaron en 2010. “Los primeros carretes eran nefastos, no se salvaba ni una foto”, explica Nina. “Ahora ha mejorado”, añade. Ha mejorado, sí, pero está muy lejos todavía de la calidad de las películas anteriores a la quiebra. Y los carretes son más caros. Anatoli y Nina los venden en Alan Photostudio por 21 euros. Tienen ocho imágenes. En Madrid, se pueden comprar también en el Caixaforum y en otra tienda junto a la Gran Vía, Femisa Objetos Perdidos.

Impossible comenzó a vender cámaras en 2011 (sus responsables aseguran que hay 300 millones de Polaroid aún en funcionamiento en todo el mundo). “Pero eran muy feas, nada que ver con las antiguas”, explica Nina. Así que ella y su padre decidieron buscar por su cuenta cámaras en mercados y rastrillos de Francia, Holanda, Reino Unido y otros países europeos. Y en Internet, comprando lotes enteros a bajo precio.

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Muchas llegan estropeadas. Anatoli las repara y luego las vende a precios que oscilan entre los 70 y los 250 euros. Las que están más allá de cualquier esperanza se desguazan para sacar piezas para otras. Su último proyecto consiste en poner diez cámaras en manos de sendos artistas contemporáneos, para que las personalicen. Además, les darán dos carretes para que hagan fotos, en colaboración con la revista Belio.com. Han creado también un taller de cursos para aprender a sacar el máximo partido a estas cámaras, conociendo sus extravagancias, y preparan una comunidad para que los aficionados madrileños (y, a través de Internet, de otras ciudades españolas) puedan intercambiar consejos y trucos, e incluso exhibir sus obras en un espacio dedicado de su tienda, junto a las imágenes de la Gran Guerra del bisabuelo Peter.

Rutas temáticas y fotos de recuerdo

Nina Prodanova no es solo una de las personas que, desde su tienda Alan Photostudio en la calle Barquillo, permiten a los aficionados de la Polaroid volver a poner en práctica su pasión en Madrid. La más joven de la familia Pradovna también participa, junto con otros tres profesionales, en otro proyecto relacionado con la fotografía. Se llama Yo quiero un día así y, desde finales de 2011, ofrece cuatro rutas por Madrid para ir de compras. “Con Yo Quiero Un Día Así”, explican en su página web, “descubrirás los mejores sitios para tomar un brunch, conocerás las mejores tiendas exclusivas de la capital, y vivirás un día inolvidable que siempre podrás recordar gracias a nuestro servicio de fotografía que te acompañará durante toda la jornada”.

Los grupos, de tres a seis personas, van acompañados por dos personal shoppers y una estilista. El recorrido se graba además en vídeo. Son rutas temáticas y llevan nombre de película: Pretty Woman, El diablo se viste de Prada, Desayuno con diamantes…

www.yoquieroundiaasi.com

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