Euskadi gestionará el final de ETA en una ponencia que divide a Aralar
El PP se suma al consenso tras afirmar que tiene “garantías” del ‘lehendakari’
Con 70 votos a favor y tres en contra, el Parlamento se dotó ayer de un foro para tratar las cuestiones relativas a la paz y la convivencia, que saldrán así del inevitable rifirrafe entre los grupos de los debates en pleno. “Hoy es un buen día para la política y la sociedad vasca”, saludó esa aplastante votación el lehendakari. Patxi López espera que la ponencia “para la paz y la convivencia”, como reza el texto que sirvió para su aprobación, sirva para “asentar la paz y la libertad” y “hacer que ETA desaparezca definitivamente de este país”, permitiendo “la convivencia entre diferentes”.
El PP, que hace tres semanas paralizó el acuerdo, se sumó ayer finalmente, tras recibir “garantías y el compromiso del lehendakari”, en palabras del portavoz popular, Antón Damborenea, de que no irá a ese foro nadie que no rechace la violencia etarra. Es algo que ya apuntaron tanto el propio López como el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor, en el debate inicial hace tres semanas de la propuesta del lehendakari.
Tres parlamentarios de Aralar desoyen las instrucciones de su dirección
Con la constitución de esta ponencia, que se realizará con rapidez, según fuentes del grupo autor de la iniciativa, Aralar, el lehendakari dispone ya de los dos instrumentos que anunció en su comparecencia del 8 de marzo para exponer su posición ante la nueva situación propiciada por el cese definitvo de ETA. El otro es la nueva figura del Comisionado para la Convivencia, para la que nombró al parlamentario del PSE Jesús Loza.
Solo el parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro; el de EA, Juanjo Agirrezabala, y Dani Maeztu, el único representante de Aralar partidario de la coalición Amaiur, se opusieron. Fue una trasposición a la Cámara vasca de la simétrica e igualmente minoritaria resistencia que encontró en el Congreso el amplio acuerdo que neutralizó el intento de que pidiera la ilegalización de Bildu.
El acuerdo de ayer repone un foro unitario que los partidos vascos perdieron al darse por agotado el recorrido de la Mesa de Ajuria Enea, tras su última reunión, el 17 de marzo de 1998. A continuación se dinamitó la alianza PNV-PSE, que garantizaba la gobernabilidad desde 1985, y se inició el ciclo soberanista, concluido con el cambio de Gobierno en 2009.
El nuevo foro
“El Parlamento vasco acuerda constituir una ponencia para la paz y la convivencia. Para su desarrollo eficaz, la ponencia será abierta y recabará las propuestas que deseen trasladar los distintos grupos políticos, instituciones y agentes sociales”, es el sucinto texto con el que los partidos se dotan un instrumento prácticamente unitario y donde hablar en confianza y discreción sobre las políticas de pacificación. A diferencia de la Mesa de Ajuria Enea, funcionará en sede parlamentaria y no se encontrará ya con un terrorismo activo enfrente.
Otros foros alumbrados también con gran dificultad, como en su día la ponencia de Víctimas del Terrorismo y, más recientemente, la que trata las vulneraciones de derechos por excesos policiales en el contexto de la lucha antiterrorismo, han dado frutos notables. La misión de esta será dar un papel a los grupos vascos en la gestión del nuevo tiempo y acordar los cambios que deban producirse en distintas políticas, entre ella la penitenciaria, competencia del Gobierno central.
El empeño de Aralar, que impulsó la iniciativa antes de que López la pidiera, por aunar voluntades fue hasta el final: tres de sus parlamentarios (la portavoz, Aintzane Ezenarro; Mikel Basabe y Oxel Erostarbe) rompieron la disciplina de partido para mantenerla a flote. De haberla retirado, como la dirección de Aralar quería, no habría podido ni votarse. Los demás grupos reconocieron generosamente su labor, sabedores de lo mucho que los tres estaban arriesgando. López mostró en público un especial agradecimiento a Ezenarro, cuyo discurso fue muy valorado. “Ha mantenido los principios que nos han hecho hoy manifestar nuestra voluntad inequívoca de que, a pesar de nuestras legítimas diferencias, queremos caminar juntos para buscar acuerdos para asentar la paz, la libertad y la convivencia”, alabó.
Ezenarro sostuvo que su objetivo es “cerrar de forma ordenada el ciclo de la violencia” y con plena separación entre “paz y política”, aunque el debate sobre esta última siga pendiente. “Los que plantean imposibles están diciendo que no hagamos nada”, apuntó sobre la pretensión de la izquierda abertzale ilegalizada de acudir a la ponencia “en igualdad de condiciones”.
La portavoz de Aralar reconoció “el esfuerzo del PP por entrar en esta dinámica en un momento de cambio” y se congratuló de haber encontrado “los resquicios” de entendimiento. “Hemos estado a la altura, frente a los agoreros del fracaso”, cerró su intervención, tras pedir en vano “a quienes no están hoy en este Parlamento” y albergaran dudas “un voto de confianza”.
Zabaleta exige sus escaños a los tres disidentes
Los tres parlamentarios de Aralar que ayer votaron la ponencia pagarán un alto precio por ello: el fin de sus carreras políticas en ese partido. El máximo dirigente del partido, Patxi Zabaleta, solo esperó unas horas: por la tarde lamentó "amargamente" su posición y les exigió sus escaños, por haber incumplido la orden de votar en contra. Esa instrucción la recibieron el jueves por la noche. "De forma expresa y concreta", dijo Zabaleta. Cuando ayer la portavoz del grupo, Aintzane Ezenarro pedía desde la tribuna a EA "un voto de confianza" sabía que ni siquiera lo tenía de los suyos. Ezenarro, Mikel Basabe y Oxel Erostarbe, se distanciaron de la dirección al emprender esta la aproximación a la formación nodriza de Aralar, la ilegalizada Batasuna, y coaligarse con ella en Amaiur para el 20-N. La decisión de concurrir así también a las elecciones autonómicas y de, además, buscar un "acuerdo estratégico", adoptada en un reciente congreso al que ya no asistieron los tres parlamentarios, terminó de abrir el abismo por el que ayer se vio despeñarse la unidad.
Zabaleta se hizo acompañar por el único parlamentario que siguió la disciplina, Dani Maeztu, también vicecoordinador y el único de los parlamentarios miembro de la ejecutiva, y la responsable de Organización, Rebeka Ubera. En el comunicado que leyeron, les reclamaron, “en nombre de la ética política”, dijeron, que pongan a disposición del partido sus actas de electos. La Ejecutiva de Aralar tomó la decisión el lunes pasado y considera que los tres parlamentarios avalaron ayer un acuerdo que supone “dar una ventaja y abrir camino a quienes ponen excepciones”, en referencia a PP, PNV y PSE, en cuyo favor se habría recortado la propuesta inicial en lo que tenía “una importancia esencial”. La ponencia nace muerta, dijeron, y solo “regala” un “valioso instrumento a quienes están en contra de un diálogo digno”. Más aún, será “perjudicial para el proceso de pacificación”, consideraron. La misma firmeza tienen en el convencimiento contrario los tres parlamentarios, con mayoría para conservar el grupo y que sea Maeztu quien vaya al mixto.
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