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“¡Que te van a tirar a la calle gratis!"

Los piquetes paralizan Mercavalencia de madrugada y el transporte circula con servicios mínimos y pocos incidentes

Cristina Vázquez
Un grupo de sindicalistas impide el paso a un vehículo en Mercavalencia.
Un grupo de sindicalistas impide el paso a un vehículo en Mercavalencia.MÒNICA TORRES

Todos los ojos estaban puestos en Mercavalencia, el mayor mercado de abastos valenciano. Era el primer punto caliente del 29-M y había que resolverlo con solvencia. Y lo hicieron hasta la madrugada. Un cordón de policías reservó un pasillo de seguridad para que los camiones accedieran a un complejo que abastece todos los días de productos frescos a unos cuatro millones de personas. Pero el piquete, de más de 300 personas, se desdobló y una avanzadilla tomó la rotonda de acceso desde la V-30, parando a todos los camiones que enfilaban el vial. Unos seis o siete camiones se fueron por donde habían venido. “Dé la vuelta, estamos en huelga”, les dijeron a los conductores. Los vehículos que lograron franquear las balizas tuvieron que escuchar a decenas de personas gritarles “esquirol, esquirol”.

“Que te van a tirar a la calle gratis”, discutía un sindicalista con uno de ellos a través de la ventanilla. O “tienes 365 días para trabajar, por uno que no lo hagas…”, añadían parándolos. Y si alguno persistía, todos a uno le cantaban: “Terrorismo patronal, la reforma laboral”. A unos 600 o 700 metros de la entrada de Mercavalencia varios refuerzos del Cuerpo Nacional de Policía esperaban dentro de las lecheras por si tenían que intervenir. No fue necesario porque se impuso la tranquilidad.

Solo hubo un instante en que la tensión entre policía y sindicatos se podía palpar y fue después de que los agentes comenzasen a grabar a los concentrados con una cámara de vídeo. Al poco, varios sindicalistas se encararon a uno de los responsables del dispositivo para exigir que dejaran de tomarles imágenes. “¡Qué vergüenza!”, denunció Martín Carpena, del sindicato CC OO, que junto a otra sindicalista acusó a la policía de atentar contra su derecho a la huelga por grabarles. “El derecho a la huelga en modo alguno ampara la coacción a otras personas”, le replicó el policía encarándose con ambos. Y la mujer recriminó al policía por no llevar visible su número de identificación. Poco a poco la tensión se fue diluyendo. “Esto va a ser peor que Grecia, y también te va a llegar a ti”, le advirtió otro concentrado al agente.

La anécdota de la noche la puso Maximiliano García, un transportista de Canals, que se quedó sin batería en el acceso a Mercavalencia, mientras los sindicatos intentaban convencerle de que no entrase. No fue necesario. El camión se caló y no arrancó hasta dos horas después. Los piquetes le decían: "No arranques todavía, déjalo enfriar y vuelve a intentarlo". Pero, nada. Su camión, el Madremía, obstaculizó fortuitamente el acceso al mercado al resto de vehículos y actuó, sin quererlo, de improvisada barricada.

Cercanas las tres de la madrugada, los sindicatos dieron por conseguido su objetivo. Si en una noche normal entran unos 500 vehículos a Mercavalencia, la pasada madrugada apenas franquearon el mercado de abastos dos o tres. Fuentes de Mercavalencia explicaron que más tarde los transportistas que quisieron pudieron pasar, pero el servicio funcionó a medio gas.

Otra prueba de fuego para la jornada de huelga en los transportes fue la salida de los primeros autobuses municipales, así como del metro y tranvía. En las cocheras de la EMT, los primeros autobuses salieron sin problemas y respetando los servicios mínimos, un 30% en horas punta. Un piquete de unas 20 o 30 personas comprobaron entre las cinco y las siete de la mañana que se cumplían. “Hay mucho cabreo”, afirmó el presidente del comité de empresa de la EMT de Valencia, Vicente Moreno, para referirse a la reducción de más del 15% del sueldo que planea la dirección.

De los talleres de Metrovalencia y del TRAM, salieron a primera hora los convoyes con el cartel de servicio mínimo. En torno a las siete y media de la mañana, la quema de unos neumáticos detuvo durante más de media hora un tren de la Línea 1.

El puerto de Valencia paró, sobre todo porque los trabajadores de la estiba se sumaron al paro. Y el aeropuerto de Manises funcionó bajo mínimos. Los sindicatos UGT y CC OO cifraron el seguimiento del paro en el 100%.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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